Epílogo

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Una tremenda presión empezaba a hacerse presente en su pequeño pecho, y los nervios crecían con cada paso que daba dentro de aquel establecimiento. Tom se encontraba dentro del hospital, en compañía de su padre, para visitar a Mikasa, quien había tenido que estar internada por varios días antes del nacimiento de su hermana. ¡Porque sí! Resultó ser una niña, pero eso fue algo que descubrieron hace un par de meses. Al niño no le sorprendió el género de la bebé, lo que lo preocupaba era tener que conocerla y, por así decirlo, compartir el cariño de sus padres con ella.

— ¿Mika está bien? —preguntó Tom con algo de inquietud, pensaba en que no había podido verla en mucho tiempo.

— Ella está bien ahora —respondió Eren con tranquilidad—, ¿estabas preocupado?

— Me asusté —admitió—, a mamá no le gustan los hospitales.

— Sí, tienes razón... —lo pensó— Lo bueno es que están bien, ambas, tu mamá y tu hermanita.

Tom no respondió, el tema de su hermana aun lo estaba digiriendo. Con respecto a Mikasa, ella había tenido el riesgo de la preeclampsia durante su embarazo, por la presión alta que había sufrido. Habían estado controlando aquel signo vital en la azabache pero durante la semana 35 del embarazo, tuvieron que internarla para recibir ayuda profesional y una semana después, indujeron el parto ya que podría haber complicaciones si no se hacía.

Todo eso provocó gran preocupación en Eren y Mikasa pero las cosas lograron salir bien al final por lo que estaban felices en ese preciso instante. Pese a que ella se quedó en el hospital por algunas complicaciones, la bebé tambien se quedó por nacer antes de las treinta y siete semanas, pero estaban, ambas, listas para volver a casa ese mismo día y eso les daba alegría. Justo ahora, estaban ansiosos porque Tom conociese a la bebé, querían saber su opinión y reacción.

Llegaron a la habitacion en donde Mikasa se encontraba y Eren abrió la puerta con total confianza, el médico daría el alta a ambas pacientes por lo que habían ido a recogerlas y sabía lo mucho que le alegraría a su esposa, verlos allí.

— Ya estamos aquí —avisó el castaño entrando.

— ¡Mamá! —Tom se acercó rápidamente a ella, la había extrañado mucho pero se detuvo cuando vio un pequeño bulto en los brazos de la mujer.

— Te he echado mucho de menos, Tom —le sonrió muy feliz.

— Eso es... —señaló con un dedo a la bebé que llevaba Mikasa.

Era una pequeña masita envuelta en unas mantas que se veían abrigadoras. La bebé estaba vestida con ropa acorde a su tamaño, incluso esta ropita era un poco más grande pero no era un inconveniente al parecer. Tom no había querido tomar importancia al nuevo miembro de la familia, había planeado que no la tomaría mucho en cuenta pero eso no querría decir que sería ignorada, sabía que mucha de la atención de sus padres sería para ella ahora, y por eso mismo, no necesitaría de su atención, no tenía por qué siquiera verla, la única que le importaba en ese instante era Mikasa. Sin embargo, no pudo evitar notar algo curioso por lo que su mirada se quedó en la pequeña bebé.

— Es tu hermanita, ¿qué opinas de ella? —preguntó la Ackerman.

Tom se le quedó viendo un rato, aunque eso no era su intención inicial, pero aquella pequeña nariz de la niña, se le hizo tan familiar... ¡era idéntica a la de Mikasa! Y quizás eso fuese lo único parecido a ella, además de esa escasa pelusilla oscura que tenía en la cabecita, que indicaba que no sería castaña como su padre; pero esa celestial naricilla fue suficiente para llamar su completa atención. Él nunca se detuvo a imaginar cómo sería su hermanita, simplemente la tenía como alguien que vendría a incomodar el hogar pues había visto lo mucho que lloraban Zophia y Lion, hijos de Armin y Annie, y estaba seguro que sería igual con esa bebé. Sin embargo, ese pensamiento pareció significar poco o nada cuando vio que esa pequeña masita se movió un poco.

El hijo de mi ex [Eremika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora