Malos Hábitos. [Gustacio A.U]

16.- Secretos.

Narrador.


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Un nuevo día se abrió paso, los ánimos de Horacio no eran los mejores, se sentía cansado, enojado, tristes y... Solo.

Se levanto de cama con cuidado esperando encontrar el cuerpo de su novio del otro lado cubierto hasta la cabeza por las sabanas pero no fue así, en su lugar habia soledad, lo extrañaba tanto.

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Por su parte, a las afueras de la ciudad Gustabo estaba siendo despertado por una pequeña niña de cabellos dorados.

— Ama deja en paz a Gustabo.— un hombre entro a la habitación encontrando a un somnoliento Gustabo abrazando a la pequeña.— Perdón por esto, ella aun esta emocionada porque estes aquí, anda Ama, ve con mamá.—

La niña asintió y después de darle un besito en la mejilla a Gus salió corriendo al comedor donde estaba su madre.

— Es una niña, es normal que se emocione...— Gustabo termino de despertar sentándose en la orilla de la cama.— Me hubiera encantado estar con ella...—

— Era demasiado peligroso, alejarte fue la mejor opción, además, sigue siendo tu hija, y ella te quiere Gustabo.—

Su hija, dios, era su pequeña. Sonrió recordando todas aquellas fotos que la madre de la infante le envió durante estos años, ¿Se arrepentía?, No, lo que los adultos hicieron fue para proteger a la pequeña, sin embargo si se arrepentía de algo...
A verle ocultado aquello a Horacio.

Lo pensó, estaba dispuesto a decírselo, pero paso lo de Conway y simplemente no pudo. 

°•=°•=pasado.-

Había pasado un año desde que llegaron a la ciudad, Horacio tenía una relación formal con Claudio y no era un secreto para el que Gus estaba en una especie de relación con alguna chica, no sabía quién era, pero si de de algo estaba seguro es que aquella relación no era nada formal.

Gustabo salía de casa por la noche y no regresaba hasta el otro día, había veces en las que no regresaba por días y cuando lo hacía el aroma a J'adore de Dior estaba impregnado en el.

Por su parte Gustabo disfrutaba de aquella relación de solo sexo, sin sentimientos de promedio o algo así, estaba bien con eso y en realidad Arilette era una mujer encantadora.
Todo estaba bien, el sexo lo distraía de toda la mierda que era su vida, puede sonar estúpido pero el realmente prefería estar drogado y teniendo sexo con Arilette a estar en la realidad que tanto lo atormentaba, y por mucho tiempo fue así, hasta que aquel día llego.

—Tenemos que hablar Gustabo.— dijo la mujer detrás del escritorio.

—Te juro que yo no estrelle helicóptero.—