Pedido por: samibizcocho
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Lo que había hecho aquel emperador no era sorprendente, sus ancestros habían hecho la misma acción que el, incluso su padre hizo lo mismo
Establecer un harem por no poder elegir una esposa o esposo, no había ley que lo prohíba así que fue normal ante el pueblo y los consejeros
Meses habían pasado desde que estableció su harem, el emperador pasaba mayormente las noches con su primera y cuarta concubina, eran sus favoritas
-Majestad, Imperio Otomano, la primera concubina quiere pasar la noche con usted-avisó como todos los días un sirviente haciendo su respectiva reverencia
-Que codiciosa es mi primera concubina no lo crees?-dejo el documento que estaba leyendo a un lado mirándolo burlón al sirviente
I. Otomano era el actual emperador de aquellas tierras, era un tirano si, pero no descuidaba su imperio, velaba por todo aquel ciudadano que habitaba en el imperio, ya sea de la capital o de diferentes parte del imperio
El pelirrojo se estiro en su lugar viendo por su ventana que ya estaba oscureciendo, suspiro para levantarse y salir de su oficina para ir al palacio donde habitaban todas sus concubinas. En el camino era saludado por los guardias de turno y uno que otro sirviente o sirvienta, a mitad de camino paro su caminar retrocediendo unos cuantos pasos, su vista verdosa había captado a alguien
Desde donde estaba, logró ver a un muchacho de baja estatura de revoltosos cabellos pelirrojos y piel blanca, traía puesto lo que parecía ser una piyama a rayas de color naranja que le quedaba algo grande. La luz de la luna que recién salía daba al cuerpo del muchacho causando en el imperio un sonrojo
-Sabes, no me esperaba ver a un ser tan lindo esta noche-tras salir de su trance, se acerco al muchacho con una rosa en mano
El muchacho se volteo dejando ver un par de joyas doradas causando una gran fascinación al emperador que se quedo embobado con aquellos ojos
-Saludos a su majestad el emperador- el ojidorado hizo una reverencia al reconocer quien estaba delante suyo
-Su voz es tan tierna-pensó con un mini sonrojo apareciendo en sus mejillas
-Bueno, tu sabes quien soy yo, pero yo no se quien eres tu-estiro la rosa poniéndola arriba de la oreja contraria-así que, con quien tengo el gusto de hablar?
-Disculpe mi falta de respeto, me llamo República del Perú, es un placer hablar con usted su majestad-volvió a hacer una reverencia molestando un poco al mayor, usualmente no le gustaban las reverencias
-Bonito nombre-alago acariciando la mejilla pecosa del menor-dime Perú, eres un trabajador de aquí?
Aquel muchacho era hermoso, I. Otomano lo quería, no para ser un concubino si no su esposo, por el disolvería su harem
-Soy el hijo del chef del palacio- respondió algo tímido
-No sabía que Tahuantinsuyo tuviera un hijo tan encantador-tomo suavemente al pecoso del mentón examinándolo con cuidado apreciando más su belleza
Perú se sonrojo por la cercanía que había entre ellos, no estaba muy acostumbrado a eso y mucho menos con el emperador actual, se estaba muriendo de la timidez
-U-usualmente estoy en la cocina a-ayudando a mi padre-rogaba con todas sus fuerzas que aquel momento terminara, no porque le desagradase el imperio si no porque sentía la mirada matadora de alguien