Pedido por:KingCandy69
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𝐒𝐄 𝐀𝐂𝐎𝐌𝐎𝐃Ó el abrigo beige que había escogido para aquella reunión con la ONU, detestaba con todo su ser salir en pleno invierno, pero no podía faltar, lo menos que quería era una sanción de la ONU
Al terminar, salió del hotel rumbo al edificio donde se llevaría acabo la reunión, caminó despacio y sin apuro, tenía tiempo de sobra para poder darse el lujo de caminar calmadamente
O eso creía
Alguien se había chocado con él, para su suerte, logró equilibrarse y no cayó, a diferencia de la otra persona que cayó bruscamente lastimando las palmas de sus manos
―¡Lo lamento!― Exclamó el más bajo ―iba apurado y no me di cuenta que estabas ahí― trató de explicar rápidamente
El japonés chasqueó la lengua, se volteó y quedó paralizado al encontrarse con un par de ojos dorados tan brillantes como si fueran diamantes recién pulidos
―Levántate― ordenó mientras extendía su mano para que el contrario la tomara, demonios, sentía sus mejillas rojas
―Gracias― el pecoso tomó la mano contraria mordiéndose ligeramente el labio para no quejarse por el dolor de la herida
Japón asintió, soltó la mano del pecoso sintiendo lo pequeña que era a comparación de la suya, por ONU, juraba que si hacía un poco más de presión y rompería esa mano
―¿Cómo te llamas?― Preguntó
―Oh, soy Perú, ¿y tú?― respondió con una radiante sonrisa
―Ja-Japón― sus orejas se tornaron rojas, aquella sonrisa era tan radiante que le dolían los ojos de solo verla, pero también causaba un extraño sentimiento en él
―Vaya, es una sorpresa encontrarse a un country a esta hora, pensé que era el único que estaba llegando tarde― explicó
Japón se detuvo a pensar las palabras del pelirrojo, ¿tarde? Pero si apenas iban a dar las 8:00 am
Subió un poco la manga del abrigo mirando su reloj de muñeca, los colores lo abandonaron rápidamente al ver que llegaba media hora tarde, demonios, el reloj del hotel estaba atrasado
―Mierda― maldijo
Miró hacia abajo viendo como Perú recogía unos papeles y los guardaba en un folder, suspiró frustrado para agarrar el pecoso de la ropa y cargarlo en su espalda
―¿Qu-que haces?― Preguntó extrañado mientras sus mejillas se tornaban rojas por tal cercanía
―Estamos tarde― respondió con simpleza
Con aquella palabras, Japón comenzó a correr esquivando a diestra y siniestra a las personas que iban por la calle
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―Lo esperaba de Perú, pero no de ti Japón, ¿qué pasó?― el alado estaba frente a los dos países con sus alas extendidas y su ceño molesto