Capítulo 11

45 10 9
                                    

Después de un tiempo volví a colocar un cigarro en mis labios. Habían pasado dos días desde que había recibido esa estúpida llamada que cada vez me preocupaba más. Mi cabeza solo me repetía una y mil veces como iba a conseguir tanto dinero en tan poco tiempo.

Claro, yo trabajaba en donde Noah pero en tres meses solo tendría un total de diez mil por ese medio, y uniendo el dinero que tenía guardado ni tan siquiera llegaba a unos quince mil. Por mucho que pensara solo se me ocurría una forma de conseguir dinero fácil, y no me agradaba la idea de vender productos químicos. Por otra parte la idea de que mi hermano sea prácticamente vigilado me tenia de nervios. Todos los días llamaba alrededor de cuatro veces para procurarme de que todo estuviera bien. Todo estaba siendo una mierda en estos últimos meses para mi.

La voz de Noah gritándome desde el cuarto de baño me hace volver a la realidad. Hacia un rato había llegado del gimnasio y había ido directo a tomarse una ducha. Levanté mi trasero de mi cómoda cama para posicionarme a un lado de la puerta.

–¿Puedes traerme la toalla?—gritó desde el otro lado.

–No.

Rodeé los ojos antes de caminar hacia su cuarto. No tenía ningún parecido a cuando lo poseía mis padres, lucía aún más espacioso. Su cama estaba sin hacer, y a un costado de la habitación. Me fije que sus sábanas eran negras y justo como me lo esperaba tenía el escudo de Slytherin en el centro, también las negras cortinas evitaban cualquier tipo de iluminación a su habitación. La puerta del cuarto de ropa se encontraba abierta mostrando gran parte de sus pertenencias. Varias camisetas de fútbol con su nombre estaban en modo de decoración, y varios trofeos y medallas que se encontraban en una repisa. Observé unos pequeños retratos con imágenes de un niño con un trofeo en manos junto a una mujer mayor, debía ser el. Caminé alrededor de él al notar su toalla recostada en la silla de su ordenador.

–¿Lila?—preguntó una voz tras de mi, me giré para encontrarme a Noah con su cuerpo desnudo. Mis ojos viajaron hacia abajo inconscientemente, los mismos se abrieron grandemente y me di la vuelta evitando que observara el color rojizo que seguramente tenían mis mejillas.

–P-ponte algo.

–Tienes mi toalla—señaló, tragué en seco al recordar que era cierto, y la tiré sobre la cama. Supuse que se la colocó cuando vi su sombra un poco más cerca de mi—Ya puedes girarte.

Dios, no podía hacerlo, mis mejillas aún ardían. Apreté mis ojos fuertemente cuando la imagen anterior se pasó por mis pensamientos volviendo a causar la misma sensación en mi. ¿Calor? Si, como que estaba haciendo un poco de calor en la habitación. Tomé fuerzas y me giré hacia él con mi cara mirando hacia el suelo, el soltó una risa por lo bajo. ¿Por qué actuaba con tanta normalidad cuando lo había visto desnudo?

–No pensé que vendrías a por ella.

–Regla número tres—solo pude mencionar.

–"No pasearse en ropa interior", pero yo no la traía así que técnicamente no violé ninguna regla.

–Eso es peor, acabo de verte el ...—hice una pausa al darme cuenta de lo que diría—...eso.

–¿Estás avergonzada?—caminó unos pasos para estar más cerca de mi, al estar a unos centímetros levantó mi mentón, mis mejillas se encendieron aún más al tenerlo cerca, y se río por lo bajo.

–No es gracioso—dije apenada, antes de salir huyendo en dirección a mi habitación.

Me tiré sentada sobre mi cama, mientras abanicaba mi rostro con mis manos. Tomé el cigarrillo que estaba aún encendido sobre el cenicero para llevarlo a mis labios y exhalar de el. Mi corazón no latía con la misma regularidad, y mis mejillas aún no paraban de arder. Era la primera vez que veía a un chico desnudo, y no sabía si estaba avergonzada porque no estaba acostumbrada o porque se trataba de él.

LilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora