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Omnisciente:

Bakugo y Midoriya se encontraban en la cocina desayunando a gusto, aunque el tiempo estaba jugando en contra al oji-rubi.

Se levantó de la mesa, se despidió de su Omega con un tierno beso en los labios y mejilla, tomó rumbo a la Agencia. Por un lado no deseaba trabajar, para poder cuidar al menor, pero por otro lado debía para deshacerse del mal que merodeaba por las sombras.

Una vez que el pecoso terminó de desayunar, se levantó con cuidado recogiendo los pocos trastes sucios y fue a lavarlos.

Tomó un vaso para beber agua para relajarse un poco, dió un sorbo mientras posaba su mano entre la cintura y cerca de la espalda.

Miraba a su alrededor, se sentía solo y aburrido, quería llamar a alguien para que le haga compañía pero la mayoría que conocía estaban trabajando

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Miraba a su alrededor, se sentía solo y aburrido, quería llamar a alguien para que le haga compañía pero la mayoría que conocía estaban trabajando... Hasta que optó en llamar a su madre y a la madre de Katsuki.

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Izuku:
- Hola Mamá -en un tono entre calmado y alegre-

Inko:
- Hola cariño, ¿como estás?... ¿No deberías estar trabajando? -preguntó un poco desconcertada-

Izuku:
- Si... Bueno, quería que vengas a visitarme con la señora Mitsuki-san, quisiera darles una noticia -intentaba no ponerse nervioso-

Inko:
- Oh, de acuerdo hijo, la llamaré e iremos -sonreia con dulzura, ansiosa de visitar a su retoño-

Izuku:
- Claro Mamá, les estarem... Es-estaré esperando jeje -se había puesto un poco nervioso y colgó-

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Un resoplido nervioso se escapó de los labios del peli-verde, por poco y echaba a perder la sorpresa, una sonrisa ligera se dibujó en sus labios mientras se acariciaba su notoria ahora panza.

Su Omega interno estaba aullando feliz, sus instintos despertaban cada dia que pasaba, procedió a ir a cambiarse de ropa, sabiendo que las prendas del mayor son anchas, las usó.

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Habían pasado media hora y el sonido del tocar la puerta se escuchó escuchó todo el living, Deku fue para abrir.

Izuku:
- Bienvenidas, Mamá, Mitsuki-san -sonriendo con ternura-  pasen

Haciéndose a un lado, ambas jóvenes señoras se adentraron al hogar, dieron una vuelta viendo al oji-esmeralda cerrar la puerta.

Héroes De La PazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora