¡La carrera inicia!

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Este es el viaje de un niño que se convierte en hombre. En un hombre que debe, desea y necesita ser

 En un hombre que debe, desea y necesita ser

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Aquella vez, Joe sintió el miedo. Rodeado de cientos de extraños sobre caballos con más brío que el suyo, lo intimidaban de sobremanera, dejando flotar en su mente una pregunta: "¿cómo voy a ganarles?".

«N-No debí venir. N-No d-debí ve-venir» —se decía a sí mismo.

Apretó con fuerza las riendas con la intención de dar media vuelta y regresar a Barranquilla, su ciudad natal, pero algo en su interior lo hacía permanecer ahí.

—¿S-Soy tan cobarde que tampoco puedo abandonar este lugar? —sus ojos estaban acuosos por lo que bajó su mirada para que los demás no lo noten llorar.

—Oye, chico —indicó un hombre con la espalda cuadrada y una papada frondosa con un puro del grosor de un jabón en la boca—. Si lloras por tu mami, ve con ella o mojarás a tu caballo.

Terminó de burlarse de Joe, batiendo su mandíbula en una carcajada que hacia tambalear el puro entre sus labios.

Joe siguió apenado y esta vez, con el rostro caliente de la vergüenza. Su piel café no dejaba ver el rubor producido por las palabras del hombre, pero las lágrimas contenidas relucían en sus ojos azules como el cielo.

Un sonido estridente salió de enormes megáfonos llamando la atención de todos. El locutor lanzó el micrófono al aire y lo cogió antes de caer, haciendo una grandiosa pose en el acto.

—¡Bienvenidos a la competencia hípica más grande del mundo: Andes Speed Run! Donde el ganador se llevará el jugoso premio de 100 millones de dólares americanos.

Los caballos relincharon por la emoción de sus jinetes al saborear el premio y la aventura.

Joe por su lado, decidió dejar la carrera mientras todos estaban distraídos viendo al presentador, de esa manera no podrán ver la cara de terror que tenía. Buscaba aberturas en medio de la multitud para escapar, pero no lo encontraba.

—L-Lo si-siento —decía cuando su tosco caballo, Treasure, chocaba con otro caballo.

—Fíjate donde andas, negro —le increpó un anciano con un bigotes enrollados, golpeando su cabeza con un fuete de cuero.

Joe solo atinó a agachar la cabeza y mostrar una sonrisa nerviosa, tratando de contener sus ganas de llorar.

—...y esas son las reglas —dijo el presentador—. Recuerden conservar el boleto que se les entregó a la hora de inscribirse, pues con ellos podrán canjear suministros y registrarlos cuando lleguen a las metas de cada tramo. Agradecemos a Joestar Corporation y los bancos de la familia Winehouse que apoyaron la realización de este gran certamen. Además, debo presentar al hombre que organizó esta grandiosa carrera, el magnate del petróleo: ¡Ruben Blades!

JoJo's Bizarre Adventure: Andes Speed RunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora