Epílogo

52 6 20
                                    

1999

Pese al tamaño de las maletas, Rufo no paraba de correr.

Tenía la cara empapada en sudor y sus brazos le dolían. Llevaba casi media hora llevando esas maletas. Uno de los asistentes del aeropuerto se ofreció ayudarlo pero este se negó.

—Ya casi llego —dijo exhausto.

Pudo tomar un respiro cuando, finalmente, llegó a la galería del aeropuerto El Dorado. El curador de la sección de fotografías se acercó muy enojado, viéndolo a través de sus anteojos.

—Muy tarde, jovencito —repuso—. Pero, ¿tienes las fotografías?

Rufo abrió una de las maletas. Con un sonido hermético, las valijas se abrieron, mostrando su interior lleno de fotografías en blanco y negro que se encontraban dentro de envolturas de plástico selladas.

Una turbina de un avión se encendió, creando una corriente de aire tan fuerte que entró por la galería. Al llegar a Rufo, las fotografías salieron de las maletas y giraron en el aire.

—¡Noo! —exclamó Rufo.

—¡Que no se lastimen las fotografías! —reclamó el curador.

La corriente de aire atravesó medio aeropuerto, llevándose un par de fotografías. Rufo atrapó algunas en el aire, pero otras aterrizaron en el pulcro piso del aeropuerto colombiano.

—Recoge todas, muchacho tonto —dijo el curador.

Rufo fue por todas las fotografías, llegando hasta donde se encontraba un anciano con su bastón.

La fotografía se había metido debajo de sus pies y quería sacarlo sin fastidiar al anciano quien se mostraba agotado.

—Hum, hum. Señor, ¿me permite sacar esa foto? —preguntó Rufo indicando el piso.

El anciano abrió los ojos y notó algo familiar en esa fotografía.

Se inclinó y la recogió, observando cada detalle que estaba en la foto. Sonrió y se la entregó.

—¿Sabes la historia de esa foto?

Rufo la recibió y negó con la cabeza.

—No tanto. Solo sé que es sobre la carrera de caballos Andes Speed Run de hace 60 años.

El anciano soltó una corta carcajada.

—Entonces sí sabes. No sé como llegó eso a tus manos, pero por lo visto estará en un buen lugar.

—Estará en una galería de fotos, señor. Si gusta puede visitarla para ver más fotos de la Andes Speed Run.

El anciano negó con la cabeza.

—Todas esas imágenes están en mi cabeza —señaló su frente y sonrió.

—Oh, bueno. Me retiro —dijo Rufo.

Mientras se alejaba, observó de nuevo la fotografía.

En ella aparecían cinco hombres con cinco caballos.

Un apache con penacho que caía por sus hombros, un chico con un sombrero de charro enorme, un muchacho que posaba como quien no quiere salir en la foto, otro hombre fornido con un sombrero de ala doblada abrazaba a un chico moreno, quien tenía un rostro conocido.

—¿Acaso será...?

Rufo volteó para ver al anciano, pero este ya no se encontraba en los asientos. Buscó con la mirada, sin poder verlo otra vez.

En medio de la gente que iba y venía, Joe Arroyo, con casi ochenta años, caminaba con calma, escuchando música en su walkman. Tenía una sonrisa en su rostro luego de recibir una dosis de nostalgia.

—«Ese bobo perdió la foto. Ja, ja, ja, ja. Típico de Juan Gabriel. ¿Qué será de su vida?» —Joe suspiró.

Una voz casi robótica pero femenina testeó uno de los parlantes del aeropuerto.

—Aerolíneas Rosenvinge se complace en llamar a todos los pasajeros del vuelo 113 para que se acerquen al túnel de embarque y abordar el avión que salimos en unos minutos.

Joe estaba acercándose a la entrada del túnel, donde una señorita muy linda recibía los boletos del pasajero. Tomó el boleto de Joe y lo marcó.

—¡Tenga un buen viaje! —exclamó.

Mientras atravesaba el túnel, estaba pensando en cómo presentarse ante ellos. ¿Lo recibirían como él recibió a Joseph Joestar? ¿Estarían enojados? ¿Lo rechazarían? ¿Estarían peleando contra alguien cuando él llegue? Muchos escenarios pasaban por la anciana cabeza de Joe.

—«Espero que mis nietos asimilen mis palabras. Son lo único que me quedan»

Palpó el boleto de avión y lo observó. Si bien había estado en ese país por un buen tiempo cuando estaba en la carrera, esa ciudad le causaba un sentimiento de culpa muy hondo.

Miró a otro lado, guardando el boleto del vuelo 113 donde decía en enormes letras oscuras:

DESTINO

LIMA - PERÚ

JoJo's Bizarre Adventure: Andes Speed RunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora