Speed Run - Parte 2

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Las semanas pasaron. El club de los Andes iba a toda marcha para evitar llegar después de la hora de tolerancia. Si tardaban demasiado, serían descalificados. Pero de vez en cuando se daban el gusto de descansar.

Aunque los lugares en los que transitaban no eran tan bonitos como los que habían visitado anteriormente.

Veían montañas heladas donde el frío viento corría como un ventarrón tan helado capaz de arrancarte los huesos. Además, la altura era tanta que sentían demasiada presión en los pulmones. 

Cuando llegaron a la ciudad de Huaraz, la organización de la carrera les dio un kit contra el frío. Tanto para el jinete y el caballo. Se trataban de prendas gruesas para el invierno como guantes, bufandas, gorras y abrigos. Para los caballos eran medias de algodón y caperuzas para proteger cabeza y cuello.

Durante el recorrido, aunque apresurado por las condiciones en la carrera, Chayanne y Joe se daban el tiempo para seguir practicando el Hertz y que Joe pueda obtener el mejor potencial posible.

—Aunque ya puedas sacar ondas Hertz de los dedos, también debes ser capaz de controlar las frecuencias de la vibración. Eso te ayudará bastante.

—Sí, señor Chayanne —respondió Joe sobre una roca en medio de un frío riachuelo.

—Lo bueno de estar a más de 2 mil metros sobre el nivel del mar es que hará que tus pulmones se adapten mejor y puedas almacenar más aire. ¿Sabías que hace miles de años había gente que corría por estas montañas? Si pones a un citadino a correr por aquí, se muere de neumonía. Pero una persona que se ha adaptado a las altas montañas como estas, podrá correr sin agotarse tan rápido. Aprovechemos este ambiente para mejorar nuestro Hertz.

Cada día tomaban dos horas para practicar el Hertz. Tanto la forma radar, ataque y desinfección del Hertz. Ahora que Joe tenía mayor control del Hertz, le resultaba más sencillo seguirle el paso a Chayanne, pero de todas maneras, ponía mucho esfuerzo para aprender a ser como su mentor.

—Cuando sientas que te ahogas, siempre es bueno hacer una pose —indicó Chayanne en la cima de una montaña llena de nieve.

—¿Qué poses, señor Chayanne?

Levantó sus dos manos mientras una de sus piernas se levantaba y mantenía el equilibrio sobre una sola pierna.

—Esta es la pose de la grulla —dijo—. Mis brazos levantados hacen separar mis costillas para que mis pulmones tengan un poco más de espacio y mi pierna levantada hace que mi diafragma empuje mis pulmones por debajo, logrando que pueda usar el oxígeno que requiera. Consiguiendo hacer... ¡esto!

Formó una onda Hertz con ambas manos y la lanzó al suelo cubierto de nieve. En cuestión de segundos, la nieve se derritió creando un pozo de agua tibia.

—Ya que estamos, aprovecha en bañarte.

Aunque había hecho una advertencia bastante grave a Blades, escaneaba por lo menos un radio de 30 metros cada dos horas para asegurarse que no haya amenazas cerca. Esto agotaba a Chayanne, pero lo hacía por la seguridad de sus compañeros.

Dicha habilidad también la entrenó Joe, logrando mantener el Radar Hertz, como lo apodó, unos 3 minutos en un radio de 20 metros.

—Vas por buen camino, Joe —le dijo Chayanne.

Pasaron por barrancos, por picos de montañas tan altos que podían ver un enorme colchón de nubes a 50 metros por debajo de ellos.

—¿Y si me lanzo y reboto? —preguntó Juan Gabriel.

—¡A ver, hazlo! —exclamó Dolton.

Antes que Juan Gabriel se lance, Chayanne lo detuvo.

—No seas tonto. Traspasarás las nubes. Aunque no lo creas, las nubes solo son vapor de agua.

JoJo's Bizarre Adventure: Andes Speed RunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora