Blitzkrieg Bop - Parte 3

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»A principios de siglo, existió un hombrre al que se le adjudicarron poderres mágicos luego de ayudarr al zarr a currar a su hijo. Este hombrre fue Grigorri Rasputín, un enigmático monje que ganó popularidad al ayudarr a la familia rreal. Sin embarrgo, ese acerrcamiento se hizo cada vez más estrrecho, hasta el punto de meterrse con mujerres de la aristocrracia rrusa. Obviamente, a algunos aristócrratas no les gustó eso así que organizarron un complot para deshacerrse de Rasputín. Lo invitarron a cenarr y le echaron cianurro a la comida que comerría, pero el monje no murrió. Enfurrecidos, arremetieron contrra él con sus pistolas, pero el monje no murrió. Aún así, Rasputín fue atrapado y lanzado al río atado con una piedrra pesada, para que su cuerpo se hunda y no pueda escapar. Al cabo de unos días, se dice que encontrarron el cuerpo de Rasputín, pero es ahí donde yace la leyenda. Realmente Rasputín no murrió, los aristócrratas no encontrarron dicho cuerrpo y dijeron que lo encontrarron muerrto para que todos crean que erra un hombrre común y corriente. Él está vivo, perro la revolución que hubo unos años después hizo que huyerra a otras parrtes del mundo, tal vez buscando algo de valorr para sobrevivir.

Chayanne había escuchado atentamente las palabras de Stroheim. Al cabo de un par de segundos, comenzó a reírse.

—¡Ja, ja, ja, ja! Qué buen chiste —señaló a Stroheim que lo veía confundido—. Seguramente mojaron la cama cuando se los contaron. ¿Quién dijo esa estupidez? ¿Hitler o Mussolini? ¡Ja, ja, ja, ja, ja!

Mientras que Chayanne se partía a carcajadas, Joe temblaba en el suelo, tapándose la boca para evitar expulsar lo que cenó anoche.

—«¡¿A-Acaso ese hombre es...?!»

—¡No metas al fuhrerr en esto! —reclamó Stroheim—. Más allá de que me crreas o no, ya cumplí mi parrte del trrato. Los objetivos que tengo seguirán siendo secrretos. Por lo que es mejor que me retire de este lugar y siga mi búsqueda.

—Sí, sí. Ve y busca al fantasma ese —dijo Chayanne más despreocupado, sin embargo, su atención se posó sobre Joe quien estaba pálido—. Niño, ¿qué te pasa? ¿Comiste algo podrido?

Joe estaba retorciéndose en el suelo. Su cuerpo sudaba y su vista se descontrolaba por momentos.

—S-S-Señor Chayanne... e-e-ese hombre... ¿es de l-l-los papeles?

Chayanne estaba intrigado, al igual que Stroheim, quien estaba viendo la situación con rostro inquisitivo.

—¿Qué dices, niño? Tú no viste nada así que ve y sube a tu caballo para...

—¡Yo lo vi! —exclamó Joe con el rostro pálido y su voz llena de espanto.

El silencio se hizo entre las montañas. El rostro de Stroheim se ensombreció luego de las palabras de Joe.

—Entonces, ese chico que se parece a Jesse Owens sí vio los papeles.

—No vio nada —repuso Chayanne rápidamente—. Tiene sed y está hablando estupideces.

Agarró un poco de plantas y lo metió en la boca de Joe.

—¿Ya ves? Solo tenía hambre —decía Chayanne, atiborrando la boca de Joe con plantas.

Stroheim caminó hacia ellos. Chayanne estaba alerta ante cualquier señal de peligro que se presente.

—Seguramente escuché maaal —dijo Stroheim, colocando su mano sobre su oreja—. Pero quierro escucharrlo personalmente de Jesse Owens. Si él dice que no vio nada, entonces lo creeré.

JoJo's Bizarre Adventure: Andes Speed RunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora