Con su madre enferma y con deudas por pagar, Joe Arroyo, un tímido joven colombiano de piel oscura, entra a la carrera de caballos más ambiciosa del mundo: ¡Andes Speed Run! Donde el ganador recibirá 100 millones de dólares. Pero Joe teme a los desa...
La organización del evento se encargaba de instalar los estrados y, luego de que los corredores crucen la línea de meta, desmantelar todo para ir a la siguiente ciudad en avionetas para hacer lo mismo.
Martin Morton era uno de los agentes de la Fundación Speedwagon que estaba vestido como uno de los asistentes de la organización. Para desempeñar como tal su papel, ayudaba en los trabajos necesarios para desmantelar los estrados y limpiar las área designadas.
—«En ningún momento me pagaron para esto» —pensó mientras movía la escoba.
Vio pasar a los diez primeros corredores junto a Hall Oates. Observaba atentamente las acciones de Chayanne y sus compañeros, pero los perdió de vista cuando entraron al restaurante.
A lo lejos, vio a uno de sus compañeros. Hicieron una señal y se movilizaron hasta llegar a una ubicación que les permita ver el interior del restaurante.
Pero un hombre con sombrero y gabardina le cerró el paso.
—Disculpe, señor.
Aquel sujeto misterioso se quedó en silencio. La apariencia del tipo intimidó a Martin, quien se le quedó viendo sus ojos de color del fuego.
—Hazte a un lado —susurró Banda Blanca.
Martin asintió.
Al irse a un lado, Banda Blanca atravesó su estómago mientras sonreía. El compañero de Martin notó algo sospechoso y empezó a acercarse, dando señales a los otros agentes que estaban alrededor.
—Tú serás quien expanda la increíble habilidad de... Sopa de Caracol.
El cuerpo de Martin se hinchó por completo. De su boca, oídos y nariz, incluso de otros orificios, salieron caracoles viscosos. El cadáver cayó al suelo y la pestilencia salió en forma de un vapor púrpura que se expandió por todos lados.
Banda Blanca estaba calmado. Pese a que los agentes se horrorizaron con lo que vieron y apuntaron a Banda Blanca con sus armas. La gente que vio lo sucedido, gritó con espanto y huyeron del lugar.
—¡Levanta las manos! —dijo un agente.
En un abrir y cerrar de ojos, todos los agentes que estaban infiltrados rodeaban a Banda Blanca. Este se negaba a levantar sus manos, pese a que 27 pistolas apuntaban a su cuerpo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
[12:05 m.]
A través de los ventanales pudieron ver a un grupo de gente rodeando a una persona. Eso solo lo notó Hall, ya que todos los demás estaban nerviosos por los caracoles.
—¿Qué está ocurriendo? —preguntó Hall a uno de los mozos.
—Acaban de asesinar a alguien en la calle. Esa gente tiene rodeado al asesino —dijo preocupado aunque luego tosió, escupiendo dos caracoles ensalivados—. ¡Aaahh!
