En las montañas de la locura - Parte 6

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—¡Qué desgracia! ¡Espanto, horror, incertidumbre! —exclamó uno de los Winehouse sobre su caballo al ver las calles destrozadas.

—Ahora los Joestars vendrán y joderán nuestro plan —dijo el Winehouse más viejo.

Ruben Blades ignoraba los berrinches de los caballeros Winehouse. Le dolía sus piernas y se sostenía gracias a un bastón. Los abandonó y deambuló por las calles, siguiendo la figura de Surfin Bird que los Winehouse no podían ver.

—¡Hey! ¿A dónde vas? —preguntó el Winehouse del medio—. Ese sujeto oculta algo. Estoy seguro de eso.

—Si, es muy raro —mencionó otro Winehouse—. Tiene un violín pero nunca he visto que haya tocado una pieza, ni siquiera lo he escuchado.

—Tienes razón. Lo más inteligente será ir a vigilarlo, pero tengo mucho frío así que volvamos al dirigible.

—Sí —respondieron los demás.

En el límite de la ciudad de Pasto, Blades notó que estaba un grupo de jinetes. Surfin Bird asintió y Blades se acercó a ellos.

—Llegas tarde, Kira —dijo Blades con una voz gastada.

—La geografía y la escasa luz hacen la ruta muy peligrosa. Sería demasiado estúpido que un asesino muera por una caída o porque le cayó algo pesado encima —repuso Yoshikage Kira.

Blades no notaba el rostro de los acompañantes de Kira, excepto la de Shinobu ya que estaba cerca de Yoshikage, sin embargo, concluyó que su hijo no estaba con él.

—Ha sido difícil buscarlo. Posiblemente ya murió.

—Es una lástima —respondió Blades sin mucho interés—. Es un gasto menos.

—¿Encontró al responsable? —preguntó Kira, notando que la mano de Blades que agarraba el bastón se encontraba arrugada y con pecas que aparecen en la piel desgastada.

—Terminé el problema, pero creo que el responsable sigue suelto.

Sacó un sombrero con una ala doblada y líneas circulares.

—Chayanne fue el responsable. Elimínalo.

Luego de media hora de cabalgar entre las montañas, se encontraban agotados

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Luego de media hora de cabalgar entre las montañas, se encontraban agotados. Chayanne estaba impaciente, pero eso no lo detuvo y siguió avanzando.

—Oye, Chayanne —le increpó Redbone—. Estás al borde del colapso. Toma un minuto para descansar.

Mientras hablaban, Juan Gabriel comenzó a hurgar en las cosas de Joe.

—Y-Yo... yo debo acabar con Rasputín. Debo salvarlo y enseñarle el Hertz —la frente de Chayanne estaba goteando al igual que sus mejillas.

—Sí, pero si mueres, nadie más podrá hacerlo. Así que bebe un poco de agua.

Chayanne cogió la cantimplora de Redbone y bebió un poco. Dolton estaba incómodo, puesto que seguía sintiendo el dolor en su pierna. Por su parte, Juan Gabriel se colocó los binoculares en sus ojos y vio a todos lados hasta hallar una pista.

JoJo's Bizarre Adventure: Andes Speed RunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora