Californication - Parte 2

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—¿Q-Qué es esto? ¿E-E-En dónde estoy? ¡Ahhhh!

Soltó un grito al ver que no estaba sobre Treasure. Todo lo que lo rodeaba era gris y una bruma emergía de la superficie hasta la altura de las rodillas.

—No esperaba que fueras una molestia, Joe Arroyo... —la voz de Rasputín se escuchaba con ecos bruscos. Su rostro flotaba, viendo a Joe con sus ojos oscuros y penetrantes.

Joe retrocedió y luego corrió lo más rápido posible, pero el enorme rostro de Rasputín lo alcanzó, comenzando a rodearlo rápidamente.

—Ah... Niño débil, te haz metido en un lío de hombres. ¿Crees que ganarás esta carrera y regresarás como un héroe a casa?

De pronto, el rostro de Rasputín se encogió y su cuerpo apareció. Sus brazos estaban extendidos y, con un chasquido, ambos estaban en un cementerio sucio y oscuro. Joe casi vomita por el hediondo olor a carne podrida.

—Esto pasará de todas formas, niño —dijo Rasputín, apuntando con sus uñas deformes y largas a una lápida resquebrajada y sucia.

Joe se arrodilló al suelo al ver la lápida, pues en ella estaba el nombre de su madre.

JULIANA ARROYO

CAUSA DE MUERTE: DECEPCIÓN Y SOLEDAD

SUS ÚLTIMAS PALABRAS FUERON MALDICIONES A SU HIJO COBARDE QUE HUYÓ

Una manda de perros sarnosos saltaron hacia la tumba y comenzaron a escarbar, sacando el podrido cuerpo de la madre de Joe. Esta abrió sus engusanados ojos y soltó un alarido de dolor y espanto que aterró a Joe haciéndolo temblar.

—¡Eres mi desgracia! —gritó el cadáver mientras los perros devoraban su carne—. ¡Nunca debí haberte traído al mundo! ¡No vales para nada! ¡Será mejor que te mueras!

—¿M-Mamá? —en la voz de Joe se notaba un halo de tristeza y espanto. Estaba a punto de llorar hasta que sintió la fría mano de Rasputín y su aliento seco.

—¿Ves eso? Es el futuro que le espera a tu madre. Así que mejor vuelve a casa antes que te pase lo mismo que al nazi.

Rasputín extendió los brazos y el entorno se evaporó en un humo gris. Joe estaba desorientado tratando de buscar una salida. El monje parecía flotar en medio de la bruma, viendo con asco al asustado Joe.

—¿E-Eso es cierto? ¡¿L-Lo que vi sucederá?!

—Soy Rasputín —dijo—. Para mí no hay nada imposible —el brazo del monje se estiró y la uña deforme tocó la frente de Joe, helando su cuerpo—. Si te veo de nuevo, tu serás el primer sacrificio. ¡Despierta!

La visión de Joe se distorsionó y la figura de Rasputín se alejó rápidamente, volviendo a la carrera.

—¡Ah! —exclamó Joe. Treasure había tropezado y, debido a la velocidad en que iban, dio varias vueltas sobre el asfalto, lastimando a Joe con su peso. El cuerpo de Joe estaba sangrando debido a las heridas así que se arrastró con sus brazos. Treasure gritaba de dolor, pero nadie los auxiliaba, todo el mundo pasaba de largo. Incluso los espectadores soltaban jadeos de impresión pero no podían acercarse ya que los jinetes podrían arrollarlos.

Los brazos de Joe dejaron de moverse y Joe se desplomó sobre el asfalto. Sus lágrimas caían sobre la pista junto a su sangre. Sentía tanto dolor, más de lo que había sentido antes y por ello, ya no quería seguir.

JoJo's Bizarre Adventure: Andes Speed RunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora