One Way or Another - Parte 2

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Habían pasado dos días desde que cruzaron la meta en Cuenca. Ahora se encontraban en un restaurante de comida costumbrista.

—¡Ay, pero qué sabroso! —exclamó Juan Gabriel extasiado por el sabor de la comida—. Este plato es muy delicioso, el queso y la papa son una combinación chida, además el aguacate le da mayor sazón.

—Sí, la palta le da un buen sabor —dijo Dolton, llevando un bocado de locro de papa a su boca.

—Dirás aguacate, cuate.

—No, dije palta.

Juan Gabriel soltó su cuchara sobre la mesa. El tintineo del cubierto cayendo hasta el suelo, solo provocó que la mirada de Dolton sea tan seria como la de Juan Gabriel. Ambos se miraban fijamente y sin pestañear.

—¡Aguacate! —se manifestó Café Tacuba.

—¡Palta! —se manifestó Danza Invisible.

Los dos stands chocaron sus puños, creando un ventarrón que sacudió las mesas del restaurante. Las miradas de los comensales iban de un lugar a otro, buscando el origen del ventarrón, pero solo veían a Juan Gabriel y Dolton mirándose enojados.

La presencia de Chayanne detuvo la riña de miradas cuando este lo cogió de la nuca como pequeños cachorros.

—Niños, niños. ¡Qué vergüenza! Las diferencias no se pelean en un establecimiento de comida...

Ambos lo miraron de forma extraña.

—¡Se pelea afueraaaa!

Lanzó a Juan Gabriel y Dolton por la ventana al mismo tiempo. Cayeron uno sobre el otro hasta que se enderezaron para ponerse de pie.

—¡No, don Chayanne! Era puro cotorreo —excusó Juan Gabriel.

—Sí, sí. No íbamos a pelearnos —continuó Dolton.

—¿Ah, no? —la mirada sombría de Chayanne los perturbó—. Entonces pelearé con ustedes.

De sus dedos índices aparecieron pequeñas ondas Hertz que aplicó sobre los brazos de ambos. Lo que pasó a continuación fue que Juan Gabriel y Dolton no contuvieron la risa por las cosquillas que comenzaron a sentir en esa zona del brazo.

—¡Juajajajajajajaja!

—¡Aaahhh! ¡Me duele pero me da risa! —exclamó Dolton sobándose el brazo.

—Puff, qué calor que hace —mencionó Chayanne—. Es una pena que haya perdido mi sombrero. Ni modo. Entremos para terminar de comer e ir por Joe y Redbone. ¡Vamos! No se queden ahí riéndose como dementes.

Los agarró del cuello de sus playeras y los arrastró de vuelta al restaurante. El resto de comensales les parecía raro que ahora estén riendo juntos.

Casi como marionetas los puso sobre los asientos y acercó los platos frente a ellos.

—Coman o lo comeré yo —amenazó Chayanne.

Por su parte, Emmanuel estaba en el baño ya que le dio diarrea luego de comer varios platillos. La combinación afectó su estómago, el cual estaba acostumbrado a la comida que le preparaban sus mayordomos.

Mientras tanto, Joe y Redbone estaban en un río, a 500 metros del restaurante. Estaban recolectando agua en las cantimploras ya que fueron los primeros en comer. De esta manera, se turnaban para recolectar agua, cuidar a los caballos y comer.

—Creo que con esto es suficiente —dijo Joe, tapando la cantimplora de Juan Gabriel que tenía la forma de su país.

Redbone se puso sobre los hombros las cantimploras de los demás, un envase enorme para los caballos y una cantimplora en forma de bastón corto.

JoJo's Bizarre Adventure: Andes Speed RunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora