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Capítulo 12

A la mañana siguiente, Chandra se despertó con su alarma a todo volumen

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A la mañana siguiente, Chandra se despertó con su alarma a todo volumen. Dejó escapar un gemido mientras abría los ojos. Mirando hacia arriba, vio el sol asomándose por las persianas de la ventana de su habitación de hotel.

Al levantarse, pensó en lo que iba a hacer durante los próximos días. En unas pocas horas, tendría la vuelta rápida con Daniel, y luego vería los entrenamientos libres desde el garaje de Renault.

Después de eso, ella y Daniel terminarían de ver la película cuando regresaran al hotel. Al día siguiente también vería la clasificación desde el garaje y el domingo la carrera.

Después de la carrera, tendría que regresar al hotel y empacar sus cosas para su vuelo al día siguiente, y luego se iría a Sydney para otro concierto.

Ella sonrió. —Esta semana va a ser una buena semana –se dijo a sí misma.

Se desplazó un poco por su instagram, le doy me gusta y respondió algunos comentarios en el camino. Después revisó sus mensajes, llamó a su mamá y le contestó a Jason.

Chandra
Sí, mi vuelo es el lunes
y el aterrizaje es en
Sydney a las 9 a.m.

Se recogió el pelo en un moño desordenado y fue a buscar un refresco antes de adentrarse en el baño.

Después de lavarse la cara, tomar una ducha y enviarle un mensaje a Daniel de que se reuniría con él para desayunar, miró fijamente su ropa para ver qué se pondría ese día.

Hacía bastante calor afuera, así que definitivamente no usaría cuero, y su sudadera favorita obviamente no era una opción.

Después de decidirse por unos jeans y una camisa amarilla, fue a vestirse para luego poder maquillarse.

Sabiendo que probablemente estaría fuera todo el día, decidió hacerlo simple con lápiz de labios y un poco de rímel.

Se recogió el pelo en una cola de caballo y se puso laca. Agarrando su bolso y poniéndose los zapatos, salió por la puerta y se dirigió al ascensor, asegurándose de no olvidar la gorra Renault que Daniel le había dado el día anterior.

Mientras caminaba hacia el restaurante del hotel, vio a Daniel esperándola en la entrada. La saludó con la mano con una gran sonrisa en el rostro.

—¡Buenos días! –dijo, la sonrisa en su rostro era tan brillante como la noche anterior.

—Alguien está alegre hoy –dijo Daniel, mientras se dirigían al buffet. —¿Pasó algo anoche? –dijo en broma, moviendo las cejas.

Chandra se rió y lo golpeó en el hombro mientras tomaba un poco de almíbar para poner en sus panqueques. —Para tu información, estábamos de vuelta en nuestras habitaciones separadas a las diez y media de la noche –ella dijo.

Daniel se burló en broma. —Vamos Chandra, todos somos adultos aquí –dijo, empujándola.

—Oh, cállate, solo me harás avergonzarme –ella dijo.

No es que Chandra no estuviera pensando en la noche anterior. En realidad, es todo lo contrario. No podía dejar de pensar en eso.

Daniel la llevó a una mesa y se sentaron a disfrutar de su desayuno.

—Entonces, ¿qué pasó anoche? –preguntó Daniel mientras le daba un mordisco a su tostada con aguacate. La curiosidad estaba presente en su tono, y era bastante obvio.

—Bueno, me recogió a las seis, fuimos a cenar a este bonito lugar italiano y luego volvimos al hotel –dijo ella, en un tono práctico.

Daniel arqueó las cejas. —¿Eso es todo? –él preguntó.

Chandra se encogió de hombros ante su pregunta. Cuando Daniel le dio una mirada que decía ¿me estás diciendo verdad? ella puso los ojos en blanco y dijo. —Si realmente necesitas saberlo, le di un beso en la mejilla antes de despedirnos.

—¿Lo besaste? –dijo Daniel, casi ahogándose con su café.

—¡Mantén tu voz baja! –Chandra siseó.

—Pero tú lo besaste –él repitió.

—¡En la mejilla! –ella susurró-gritó.

Daniel se reclinó en su silla y miró a Chandra con una expresión de suficiencia en el rostro. —Te gusta, ¿no? –dijo sonriendo.

—No, no me gusta –dijo, demasiado rápido para que fuera verdad.

—Okey –dijo Daniel, pero era obvio que no se lo tragaba. —Bueno, eso es bueno porque acaba de entrar con una chica rubia –dijo con indiferencia.

—¿¡Qué!? –Chandra giró la cabeza alrededor tan rápido, ella se sorprendió de no haber recibido latigazos en la cervical. Dándose cuenta de que Daniel solo estaba jugando con ella, se volvió alrededor para ver al australiano sonriendo con aire de suficiencia.

—¡Te gusta! –él dijo.

Chandra se llevó las manos a la cabeza y gruñó. Daniel nunca la dejaría vivir así.

—Nadie puede saberlo –dijo con severidad, haciendo que Daniel levantara las manos en señal de rendición.

—Mis labios están sellados –él dijo. —Ah, hablando del diablo...

Chandra volvió la cabeza para ver a Jason entrar con un tipo con una camiseta de Ferrari a quien reconoció como Charles Denari.

Sí, Chandra se mantuvo al día con F1 incluso después de que Jason se fue.

Cuando se fijó en ella, le envió un saludo que ella respondió con una sonrisa. Al volverse, vio a Daniel luchando por contener la risa. Ella puso los ojos en blanco.

—Callate.

Hola, hola!!!

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Hola, hola!!!

Sooo, Daniel siendo Daniel. ¡Y Chandra lo dijo!

Solo voy a decir dos palabras: se viene.

Abrazo de oso!!!

Agosto.

Recuerdo desvanecido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora