Epílogo
7 años después
Chandra se despertó ese día, cuando la luz del sol se asomaba a través de las persianas y se volvió hacia el otro lado de la cama para descubrir que estaba... sola.
Ella gimió. Ella solo quería su beso matutino, así que, ¿dónde diablos estaba su esposo?
Como si fuera una señal, Jason salió del baño, una sonrisa apareció instantáneamente en su rostro cuando vio que ella estaba despierta.
Chandra, por otro lado, se sonrojó locamente. ¿Por qué puedes preguntar? Bueno, tal vez era, posiblemente, el hecho de que Jason acababa de salir sin camisa.
—Buenas noches –dijo, acercándose a ella y dándole un beso en los labios.
—Buenos días a ti también –ella respondió, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello. —¿Por qué no me despertaste cuando te fuiste a correr? –preguntó.
Jason se encogió de hombros. —Te veías tan tranquila. No quería molestarte –él dijo.
La besó en la nariz antes de levantarse para tomar una camisa, todo el tiempo sintiendo los ojos de Chandra ardiendo en su espalda.
—¿Te gusta lo que ves? –preguntó en broma, con una sonrisa en su rostro mientras se ponía la camisa.
Chandra se burló.
—Tu no eres quien para hablar –ella dijo. —Sr. Jason me mira-el- culo-siempre-que-estoy-en-un- traje-arriba-del-escenario Richardson.
Jason se rió entre dientes —Estamos casados, puedo mirar.
Chandra tarareaba mientras enterraba la cara en su pecho.
—Sí, eres la excepción –pasó sus manos por su cabello castaño oscuro. —Siempre eres la excepción.
Ella tiró de él para darle otro beso. Jason envolvió sus brazos alrededor de su cintura abrazándola.
—Has sido extremadamente pegajosa estos últimos días –dijo, riendo un poco cuando se alejaron.
Chandra arrugó la nariz. —Déjame un poco, he estado de gira durante los últimos cinco meses, y apenas te he visto en esos meses –ella dijo. —Además, solo te tengo para mí solo dos días antes de partir hacia Abu Dhabi.
Jason se rió. —Estarás conmigo en Abu Dhabi, ¿te das cuenta? –él dijo.
—Pero aún así, estarás trabajando casi todo el tiempo –dijo.
—Pero después de eso me tendrás durante todas las vacaciones de invierno.
—Mmm si, supongo que eso lo compensa –dijo, una suave risa escapó de sus labios.
Llevaban casados casi 3 años y Chandra lo recordaba como si fuera ayer.
La propuesta...
—Feliz aniversario Chan –dijo, frotando círculos en su mano.
Jason había sorprendido a Chandra con una cena elegante en el balcón de un restaurante en Milán, y estaban esperando el postre.
Cuando llegó, Chandra notó una fina banda de plata con un diamante brillando a la luz de las velas.
Ella se quedó sin habla.
Jason se puso de pie, se acercó a ella y se arrodilló.
—Chandra Olivia Murray –comenzó. —¿Me convertirías en el hombre más feliz del planeta y me harías el honor de dejarme ser tu esposo?
—Sí –ella susurró. —¡Sí! –repitió, más fuerte esta vez para que él pudiera oír.
—¿Sí? –dijo Jason, una sonrisa formándose en su rostro.
—¡Sí! ¡Sí Jason, me casaré contigo!
La boda...
—Chandra, cuando te conocí no podíamos tener más de tres años. Recuerdo que estábamos en el parque. Te habías resbalado y caído. Tenías los ojos como platos y fue entonces cuando te vi. Te ayudé a levantarte, nos hicimos amigos y fuimos inseparables desde entonces. Fue en ese mismo parque años después cuando me enamoré de ti cuando teníamos diez años, y en ese mismo parque nos despedimos cuando teníamos catorce. Te lo prometo a ti ahora, con todo mi corazón y alma, que nunca, nunca más te dejaré ir.
Una lágrima de pura alegría rodó por su mejilla cuando él deslizó su anillo de bodas en su dedo.
—Jason, cuando te vi en el lobby de ese hotel en Melbourne, admito que tenía sentimientos encontrados. Estaba asustada y frustrada porque incluso después de todos esos años separados, me sentí feliz de verte. Pero de todas esas emociones, nunca pude hacer sentir enojo. Nunca podría enojarme contigo. No me di cuenta al principio, pero subconscientemente, siempre supe en el fondo de mi cabeza que te amaba. Siempre lo he hecho, y siempre lo haré. Pase lo que pase, para siempre.
A estas alturas, Chandra estaba a punto de llorar. (Jason también lo estaba aunque nunca lo admitiría).
Y luego vinieron esas palabras, esas dos frases que habían cambiado su vida para mejor.
—Ahora los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.
Y el nacimiento de su hija ...
—Aaaahhh –Chandra dejó escapar un grito desgarrador.
Había llegado el momento.
—Vamos, Chan, solo un poquito más. Ya casi está –Jason susurró palabras de aliento en sus oídos.
—Jason Richardson, no te voy a permitir ir a ningún lado después de hoy durante al menos las próximas dos semanas, y esa no es una solicitud –ella dijo.
Le plantó un beso en la mano. —No voy a ir a ninguna parte, cariño.
Después de unos momentos más de dolor, Chandra finalmente pudo relajarse.
—Sr. Richardson –dijo la enfermera. —¿Le gustaría cortar el cordón umbilical?
El asintió.
Ambos todavía estaban incrédulos.
Su hija estaba aquí.
¡Su bebé estaba aquí!
—Ella tiene tu nariz –dijo Jason una vez que pudo abrazarla. —Y tiene tus ojos.
—¿Cómo la van a nombrar? –preguntó el médico.
Chandra sonrió. —Alice.
Todos esos momentos habían conducido hasta ahora.
Ella estaba parada frente a su esposo, en la casa, no... la casa que compraron juntos.
Su hija dormía plácidamente en la habitación contigua a la de ellos.
Tenían la vida de sus sueños.
Tenían todo lo que siempre quisieron.
Ellos eran felices.
Y puede que les haya llevado un tiempo, pero habían demostrado que su amor era mucho más que un recuerdo desvanecido.
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Recuerdo desvanecido ©
Roman d'amourChandra y Jason. Eran mejores amigos desde que estaban en pañales y eran completamente inseparables. Pero luego él se fue a Europa a correr , y ella a Los Ángeles por su carrera musical. Siete años después están triunfando en lo que siempre quisier...