Chandra y Jason.
Eran mejores amigos desde que estaban en pañales y eran completamente inseparables. Pero luego él se fue a Europa a correr , y ella a Los Ángeles por su carrera musical.
Siete años después están triunfando en lo que siempre quisier...
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Tres semanas. Tres semanas desde ese beso borracho en el club.
Después de esa noche, Chandra había volado de regreso a Los Ángeles. Le pidió a Kelly que la cubriera y le dijo a su madre que tenía algo de lo que ocuparse en el estudio.
En realidad, ella solo quería escapar.
De hecho, cuando trató de grabar algo, ni siquiera pudo concentrarse. Sus manos no parecían querer cooperar cuando intentaba tocar la guitarra. No podía cantar correctamente sin distraerse. Las palabras en su cabeza ni siquiera podían formar letras coherentes.
Ni siquiera quería levantarse de la cama. Ella se sintió terrible. No quería nada más que besar a Jason, pero al mismo tiempo, estaba asustada. Ella le había devuelto el beso de inmediato, sin control sobre sí misma. Él le hizo eso, y eso fue aterrador.
Cuando Kelly la confrontó al respecto, casi rompió a llorar.
—No puedo seguir haciendo esto, joder –ella dijo. —Lo amo tanto, pero ¿por qué estoy tan asustada?
—Estás asustada porque lo amas –dijo Kelly. —Estás aterrorizada por el hecho de que lo amas, y que ese amor pueda lastimarte –añadió.
—¿Qué hago ahora? –preguntó Chandra. —Me aparté, probablemente ahora me odia –dijo, haciendo reír a Kelly.
—Él nunca podría odiarte Chan –ella dijo. —Él te ama. Él vendrá por ti. Ya verás.
Cuando Jason volvió a correr una semana después, cualquiera con un par de ojos podía ver que algo andaba mal.
Su entusiasmo habitual había desaparecido, apenas sonreía y durante las sesiones informativas y las entrevistas parecía distante... como si tuviera otra cosa en mente.
Debido a la preocupación tanto por él como por Chandra, en la siguiente carrera Daniel lo llevó a un lado después de la conferencia de prensa posterior a la carrera.
El australiano sabía que algo estaba pasando, y sabía que ese algo estaba destinado a ser Chandra.
—Oye hombre, ¿todo bien? –preguntó, después de que finalmente se habían alejado de todas las cámaras.
Jason se encogió de hombros. —Si –respondió demasiado rápido para que fuera verdad. —Sí, todo está bien... simplemente cansado de la carrera, supongo –él dijo.
—Jason… –comenzó. —Yo también soy piloto, ¿sabes? Y sé con certeza que esto no es solo un cansancio de una carrera –se sentía un poco mal por presionarlo, pero también sabía que si Jason y Chandra no encontraban una manera de arreglar lo que fuera que estaba pasando entre ellos...
En realidad no, no quería pensar en lo que pasaría.
—Se trata de Chandra, ¿no? –él dijo.
Jason se quedó en silencio, pero Daniel ya lo sabía. La forma en que sus hombros cayeron y la mirada triste en sus ojos fue suficiente para confirmar sus sospechas.
—Mira... lo que sea que esté pasando, estoy seguro de que ustedes dos pueden resolverlo. A ella realmente le gustas Jason.
Una mirada de confusión apareció en el rostro de Jason. —¿Espera, de verdad le gusto?
Daniel asintió. —Mucho, y con mucho me refiero al punto de que algunas de las canciones que ha escrito eran sobre ti.
—Entonces, ¿por qué se apartó…?
—Espera, ¿se apartó? –preguntó Daniel interrumpiendolo.
Jason lo miró con una cara que solo decía oh mierda, dije demasiado.
Decidiendo que también podía decírselo, abrió la boca para hablar.
—La besé –dijo, haciendo que los ojos de Daniel se agrandaran en estado de shock. —La besé cuando estábamos en una fiesta en Bristol, y ella se apartó.
—Ella está asustada –Daniel espetó. —Está absolutamente aterrorizada –añadió. —Tiene miedo de salir lastimada. Tiene miedo de sus sentimientos. Tiene miedo de no poder controlarse a tu alrededor –él dijo. —Ella tiene miedo del hecho de que te ama.
Jason frunció el ceño. —Chandra... ¿Chandra también me ama? –él dijo.
No lo podía creer.
Después de todo este tiempo, podría habérselo dicho.
Él podría habérselo dicho y nada de esto habría sucedido.
—Ve a verla –dijo Daniel, esta vez, su voz apenas por encima de un susurro. —Tenemos una semana libre después de hoy, ve a verla y te garantizo que ella también se alegrará de verte.
—Pero y si…
Daniel levantó la mano para silenciarlo. —No, y si nada –él dijo. —Solo dile cómo te sientes.
Jason lo pensó. Bueno... ¿qué le quedaba por perder?
—Tomaré el próximo vuelo a Los Ángeles.
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