20. Augurio de una condena

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          No recuerdo la última vez que dormí, no recuerdo la última vez que dejé de soñar despierto. A los pies de mi cama han desaparecido mis zapatillas sin ninguna explicación aparente. Encima de mi mesa de noche el reloj marca letras del abecedario por hora ; y no entiendo nada. Un desagradable sonido, casi como de uñas que se clavan contra un cristal, tras mi espalda hace de banda sonora para el vaticinio de lo que parece ser mi propia muerte. O así lo sentí. Para cuando me di la vuelta, supe que aquello había sido el presagio de algo peor. Era el augurio de mi propia condena

MicrorrelatosWhere stories live. Discover now