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Peter B. Parker y Harley E. Kenner, son los estudiantes de Tony Stark. Solo los más cercanos al magnate saben de esto, por lo que son un misterio para los trabajadores en el complejo cuando ven a aquellos jóvenes rondar.
Ante...
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La niña miraba por la ventana mientras tenía en sus manos ese conejito que le regalo su padre. Esperaba ansiosa ya que hoy podría ir finalmente a verlo.
Se giró a ver a su madre que seguía haciendo cosas, ¿Qué cosas? No sabe, siempre su mamá hacia algo antes de irse y ella se quedaba esperando.
—¿Mamá? —llamó Cassie ya algo ansiosa.
—Ya voy cariño, solo deja que busque algo y nos iremos. Te lo prometo.
Cassie se le quedó mirando con una mueca en su labio pero luego sonrío y asintió. Solo un poco más e iría a ver a su papá.
Así que mientras esperaba a su mamá, fue a buscar a su mascota la hormiga gigante que se encontraba bajo la mesa de la cocina.
—¡Hola! Hey amiguin mientras no estoy, vigila bien la casa. Después vendre a ayudarte.
La hormiga hizo un gesto con sus colmillos y Cassie lo acarició. Este se removió como si fuera un perro.
—¡Cassie!
—¡Voy! Luego nos vemos.
La niña iba saliendo debajo de la mesa, pero se golpeó con el borde en la cabeza. Lloriqueo levemente por el golpe.
—Ay, ya no tengo la altura de 6 años. Ay...
Cassie salió de la casa y se subió al auto, su madre la siguió poco después.
Entre la melodía de la radio, Cassie estaba leyendo las cosas que le enseñó su papá sobre las cosas de hormigas y el traje de héroe.
—¿Tú papá te enseñará algo nuevo hoy, dulzura? —preguntó algo curiosa Margaret. Aunque quisiera que su hija no aprendiera estás cosas, era inevitable, su padre de algún modo es un héroe. Criminal. Pero héroe. Y su hija tendrá la curiosidad de aprender más sobre ello incluso si se lo prohíbe.
—¡Sep! Estuve estudiando sobre el control de las hormigas. Voy a sorprender a Papá cuando vea que ya me aprendí todo.
—Espero que también tengas ese entusiasmo cuando tengas exámenes en la escuela.
Cassie hizo una cara inocente. Le iba bien, pero a veces era algo aburrido.
—¡Oye, Mami! Como este fin de semana ya cumplo mis 13 años. ¿Podemos hacer la fiesta en casa de Papá?
Margaret abrió la boca y luego se quedó pensando—No se si sea posible hija.
—¿No podemos preguntarle a James si puede hacer algo?
