5. Después de Yunmeng

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-¿Vives aquí?- preguntó Zhan mirando a sus alrededores. Era un conjunto de departamentos de clase media.

-Mn – contestó Yibo caminando de nuevo sin prestar atención a su acompañante obligándolo a seguirlo.

El camino fue silencioso, aunque no incomodo. Subieron un par de pisos hasta que Yibo se detuvo frente a su puerta permitiendo el paso al Bailarín.

Zhan estaba un tanto contrariado. No planeaba conocer al castaño, no quería acercarse a él o a nadie más, el estar en su apartamento no era algo bueno. Todo el camino cavilaba si era seguro seguir con aquello o simplemente retirarse. De hecho, el castaño no lo estaba obligando, cuando ni siquiera lo miraba para ver si lo seguía, Zhan entendió que, si sólo daba media vuelta y se retiraba, su compañero no haría nada al respecto. Aquello estrujo su corazón de forma dolorosa, pero por algún motivo sólo lo seguía como un niño pequeño sin querer sentirse perdido.

Cuando el castaño se detuvo frente a la puerta permitiéndole el paso Zhan dudó. La droga estaba pasando y su corazón comenzaba a latir de aquella forma en que le avisaba que un ataque estaba cerca por lo que mordió su labio, no quería estar cerca cuando aquello lo alcanzara y con fastidio recordó que había dejado más píldoras en el compartimiento de su motocicleta, la cual había abandonado en Yunmeng.

Zhan retorció sus manos, inquieto. Ya no quería quedarse. De pronto la compañía y presencia del castaño, al estar justo en su departamento le parecía demasiado por lo que dio un paso hacia atrás temeroso, ansioso.

Yibo no lo iba a permitir, esta vez no se le escaparía. Tomó fuertemente al Bailarían por la muñeca obligándolo a entrar asegurando la puerta tras de sí.

-N.. no- Zhan dudó. Su corazón no se sentía bien, de pronto dudaba de todo.

-Dijiste que te follara, y eso es lo que haré- le dijo Yibo acorralándolo en la pared y comenzar a besarlo profundamente. Su intención era dejarlo ir si el Bailarín lo rechazaba o lo detenía, pero aquello no pasó.

En cuanto Zhan sintió los labios demandantes de su acompañante su corazón, aunque no dejó de latir fuertemente, comenzó a estabilizarse. El ataque de ansiedad estaba remitiendo, dando paso a la excitación de los toques del castaño y aquello sin duda era una notable mejoría a su estado.

Respondió de inmediato al contacto comenzando a desvestirlo mientras Yibo hacía lo mismo. Las prendas pronto terminaron en el suelo en su camino a la habitación del castaño donde colocó al hermoso bailarín completamente desnudo.

De inmediato él se posicionó sobre el frágil cuerpo y siguió besándolo, desde los labios, sus mejillas, su cuello sintiendo en todo su esplendor la piel del bailarín contra la suya, haciendo sus miembros rozarse de una forma enloquecedora arrancando dulces gemidos de los labios de Zhan quien lo abrazaba necesitado.

Aquella interacción era sobrecogedora para Xiao Zhan, se estaba estableciendo una conexión más allá del simple sexo, lo sentía porque no estaban haciéndolo en realidad y aún así aquello lo sentía sumamente placentero y no sólo la parte física. El castaño estaba calentando su piel y su corazón, como una pequeña flama que intentaba derretir el hielo a su alrededor y lo estaba logrando. Gemía y se retorcía en un placer que sabía que más tarde lo arrastraría al infierno, pero es que ahora simplemente no podía parar.

Yibo se tomó su tiempo para saborearlo, probarlo y provocarlo, todo mientras intentaba mantener el contacto con la hermosa y suave piel del Bailarín. Deslizó su mano sobre el plano pecho de Zhan rosando dulcemente los botones oscuros que se endurecieron a su tacto mientras Zhan mordía sus labios para no comenzar a gemir. Acarició la piel tratando de aprovechar aquello que no pudo la primera vez, tomó el miembro endurecido de Zhan mientras comenzaba a bombearlo de arriba abajo, una y otra vez perdido en el erótico rostro del Bailarín amando cada expresión.

Bailarín de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora