7. Huir

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Yibo tardó un par de minutos en reconocer en Xiao Zhan, CEO de empresas XZ al Xiao Zhan que se había follado dos noches antes; el lunar bajo los labios fue el que le confirmó que ambos eran la misma persona, dos caras de la misma moneda, tan diferentes y similares al mismo tiempo y ahora no sabía si sentirse intimidado por todo lo que había encontrado sobre el Bailarín de Medianoche, a sus 24 años ya se encontraba en lo alto de una lista de empresarios modelos de toda China ascendiendo a su puesto dos años atrás cuando su padre y anterior cabeza de XZ fue preso repentinamente. Los motivos no eran claros, como si alguien se hubiera esforzado lo suficiente para mantener confidencial aquel asunto.

Las fotografías de Xiao Zhan se limitaban desde que tomó posición como CEO hasta la actualidad, antes de eso no encontró nada de él, apenas unos datos de dónde estudió y dónde había residido. Nada más.

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-¿Qué diablos es esto?- Ziyi le mostró en una Tablet un vídeo de muy mala calidad su encuentro en el puente de Yunmeng a Zhan con evidente molestia.

Zhan apenas si dirigió un vistazo a la imagen regresando su rostro a la ventanilla del auto que se estacionaba frente al edificio de las oficinas XZ.

-Zhan- llamó Ziyi molesta cada vez que su jefe la ignoraba.

-No es nada- contestó secamente.

-¿Quién es él?- preguntó insistentemente.

-No lo sé – contestó sin despegar la vista de la ventana – sabes que nunca pregunto nombres.

-Se supone que no hablas con nadie. ¿Sabes lo peligroso que es cualquier tipo de contacto?, ¿y qué si llega a averiguar quién eres en realidad?

"Ya lo sabe" respondió en su mente suspirando molesto consigo mismo por haber dicho su nombre a Wang Yibo.

-Zhan, ¿me estas escuchando?

-Ya déjalo, Ziyi- cortó molesto bajando del auto, sacó un frasco con píldoras llevándose un par a la boca tragándolas al momento. -¿Qué hay en la agenda? – preguntó mirando distraídamente la avenida hasta que sus ojos se detuvieron en una figura sobre una motocicleta verde que conocía muy bien y desviando la mirada al momento.

Ambos entraron al edificio donde el personal lo recibía con una inclinación sin que Zhan les prestara el mínimo de atención.

-Tienes un concierto en Gusu Lan – informó Ziyi tratando de seguirle el paso a Zhan – para este viernes.

Zhan detuvo sus pasos de pronto sintiendo su corazón detenerse. -¿Qué compañía es?

-Ziyi revisó en su dispositivo – La Compañía de Danza Contemporánea de Shanghái.

Zhan bajó la mirada apretando sus puños.

-El director, Song Jiyang envió la invitación personalmente – añadió sin percatarse del cambio en el pelinegro.

-Cancélalo. No voy a asistir- dijo apresurando el paso para llegar a la oficina.

-Es la quinta invitación que rechazas – apuntó Ziyi. Zhan simplemente siguió caminando y eso estaba agotando su paciencia – Eres el mayor patrocinador, tienes que asistir en algún momento.

-Cancélalo, Ziyi- repitió Zhan con autoridad entrando a su oficina.

-¿Qué pasa contigo?- preguntó confundida – Tú mismo los buscaste para una asociación y ahora no quieres ningún contacto.

-¡Sólo hazlo!- gritó Zhan sintiendo su corazón estrujarse.

-Dame una buena razón para hacerlo y lo haré- le dijo plantándose frente a él.

Ziyi se quedó de una pieza cuando miró los ojos rojos de Zhan -Oh, Cielos – dijo suavizando su voz – Es él, ¿verdad?

Zhan desvió su mirada volviendo a sacar el frasco de pastillas que le había recetado Yizhou para la ansiedad y que en ese momento no le estaban haciendo ni una mierda deseando poder ingerir algo más fuerte que eso.

Ziyi le quitó el frasco antes de que sacara las pastillas – ¿Entonces fue él?, ¿Song Jiyang?

-No puedo verlo- le dijo Zhan con voz derrotada sirviéndose un trago – Aún no puedo encararlo.

Ziyi sólo lo miraba con pena.

¿Cuándo se detendría todo aquello?, ¿cuándo podría vivir un día sin que sintiera que se asfixiara ante cualquier comentario?, ¿cómo es que podría seguir con su vida si a cada paso que daba le recordaba de una u otra forma el peor error de su vida?, ¿cuándo la culpa por fin terminaría de matarlo o dejarlo libre?

-Cancelaré la asistencia- aceptó Ziyi resignada. - ¿Quieres que agende una cita con Yizhou? -Preguntó con voz baja.

-No- dijo terminando su bebida y sirviéndose otra para tomar asiento tras su escritorio.

-Zhan, creo que necesitas regresar a terapia – dijo tomando el vaso de vino alejándolo del pelinegro.

-¿Para qué?- preguntó molesto de nuevo- No sirve una mierda.

-Estas perdiendo de nuevo el control – le dijo con voz más firme- ¿crees que no me doy cuenta?, reconocí a SuShe y la bolsa de pastillas que te entregó hace dos semanas, ¿qué era esta vez, coca, éxtasis o algo más fuerte?

Zhan la miró sin responderle, ¿qué sabía ella de lo que él realmente necesitaba para poder funcionar día a día?

-Tu descuido con aquel chico del video, si lo llegan a ubicar a él, podrían ubicarte a ti sin considerar que él bien podría investigarte.

-Eso lo tengo bajo control – respondió Zhan sabiendo que no era así.

-Ni tu mismo puedes controlarte, ¿cómo planeas controlar lo demás?

-Estoy bien, Ziyi. Sé lo que hago, no tienes que preocuparte, sólo haz tu trabajo y déjame en paz.

Zhan le arrebató el vaso bebiendo de un jalón el licor.

-Sólo me preocupo por ti. Zhan, no estás sólo, puedes salir de esto- le dijo con voz comprensiva y Zhan odiaba la compasión.

-¿Y tu qué diablos sabes sobre esto? ¡Nada! Así que sólo déjame en paz.

-Sé lo suficiente- le dijo sin evitar sentirse herida con sus palabras, al fin de cuentas, más allá de una relación laboral, antes de que todo pasara ambos eran mejores amigos - ¿A caso crees que Yubin no ha sufrido lo mismo? Él también cargó con la muerte de Fanxing y no se ha hundido como lo has hecho tu.

-Yubin no mató a mi hermano- Zhan le contestó con ira en su voz.

-No fue tu culpa, Zhan y lo sabes.

Zhan la miró furioso, si algo no soportaba era la lástima y aquellas palabras "No fue tu culpa" Todo mundo se lo decía, pero él sabía que era de cortesía, porque nadie entendía realmente lo que había pasado y cómo había pasado. Fanxing era su hermano menor, al que había prometido cuidarlo siempre y el que había fallado en esa promesa. Él pudo haberlo salvado y al no hacerlo lo hacía directamente responsable de su muerte.

Zhan salió de la oficina sin decir una palabra más, rezando internamente de que aquella motocicleta aún siguiera estacionada en las afueras. Cuando al verla del otro lado de la acera no lo pensó más, cruzó sin siquiera detenerse a mirar a los lados, simplemente subió sin importarle verdaderamente a dónde lo llevaba.

Bailarín de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora