14. Zhan

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Una llamada. Todo el desastre se resumía a una maldita llamada.

Aunque siendo justos, las señales estuvieron ahí un años antes, pero Zhan confiaba en la persona que amaba. Para él, amor y confianza iban de la mano.

Su padre lo había mantenido alejado del hogar durante el último año de la vida de Fan, excusándose en preparar al mayor para su ascenso como CEO y él, como hijo deseoso de complacer a su padre y confiar en él no preguntó, no se quejó, simplemente siguió órdenes, pero él debió de haberlo sabido.

Las llamadas con Fanxing comenzaron a disminuir, los ensayos se hicieron más exigentes y al principio el menor se mostraba tan entusiasmado que no le importó que la comunicación entre ambos disminuyera gradualmente, hasta unos meses después donde un Fan notablemente más delgado y con oscuras ojeras bajo sus ojos lo llamó a mitad de la noche. Parecía extraño, había música fuerte de fondo, Zhan apenas si entendió la mitad de las palabras que su pequeño hermano le dijo y aunque le preocupó el estado físico del menor, lo atribuyó al nervio previo a su debut. En la llamada le rogó volver pronto y aunque se escuchaban risas alrededor de Fan, su expresión, su rostro no concordaba con el ambiente de fondo. No sabía que aquella llamada iba a ser la última entre ambos. La última imagen que tendría Zhan de Fanxing con vida. De haberlo sabido...

Zhan intentó contactarlo después, su padre le aseguraba que el menor estaba bien y lo cargo de más trabajo prometiendo una pronta reunión familiar para las fiestas decembrinas. Fan dejó de contestar sus mensajes y sus correos. Silencio.

Se recrimina una y otra vez haber sido tan ciego. Que su padre hiciera lo imposible por evitar el contacto entre ambos y que él mismo se conformara con las palabras de su progenitor, pero ¿qué más podía hacer? Él era su padre, él lo amaba. Él amaba a sus hijos. O se suponía así era.

Entonces llegó aquel día. Zhan iba a adelantar su regreso a casa. Tenía una junta por la mañana, después se dirigiría al aeropuerto sin avisar a nadie para darle la sorpresa a su familia. Se despertó temprano con el corazón latiendo extrañamente dentro de su pecho, lo atribuyó a sus nervios por regresar a su hogar.

Ziyi se encargó de mandar sus maletas al aeropuerto mientras Zhan atendía aquella maldita junta. Su teléfono sonó justo antes de entrar a la reunión. El nombre de Fanxing se desplegó en la pantalla y dudó, por un momento dudó en responder, pero creyó que sería mucho mejor simplemente aparecerse frente a su hermano sin darle pistas de su llegada. Con una sonrisa, imaginando la cara de sorpresa del menor colgó el teléfono. Se sintió tan mal el rechazar su llamada, pero suspiró y se apresuró a acabar con aquello.

Silenció el teléfono durante el siguiente par de horas para al final solo leer un mensaje de Fan quien había desistido de seguir llamando después de intentar una docena de veces.

"Te extraño, Gege"

Zhan no sabía cuánto lo atormentarían esas palabras. Su corazón se estrujó al leerlas. "Ya voy, Fan" murmuró mientras corría al aeropuerto.

La ansiedad comenzó a carcomerlo conforme las horas avanzaban. Contuvo las ganas de llamar a Fan o a su padre. Quería sorprenderlos, pero de algún modo comenzó a sentirse mal a tal grado que llegando al aeropuerto se olvidó de su equipaje, tomó su maletín de mano y salió corriendo, abordando el primer taxi. Quería llorar y no sabía por qué.

La noche había caído en la ciudad cuando descendió del vehículo. La casa estaba silenciosa y le pareció inusualmente fría. El corazón le martillaba fuertemente y comenzó a hiperventilar sintiéndose un tonto por sus reacciones.

Entró a su habitación dejando en el piso su maleta sin molestarse en detenerse por más tiempo. Justo a lado estaba la habitación de Fan. El pasillo estaba oscuro y temió que no estuviera en casa, pero aún así no se detuvo. Tocó un par de veces sin obtener respuesta y entonces giró el pomo. El silencio era ensordecedor. Respiró profundo cuando notó un bulto sobre la cama.

Bailarín de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora