8. Porque lo sé

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Habían llegado al departamento del castaño en absoluto silencio. Zhan se concentró en su móvil adelantando aquellos pendientes de la oficina que podía manejar desde su celular dejando lo demás para más tarde e ignorando las mil llamadas de Ziyi.

Yibo se había dedicado a cocinar algo sencillo para ambos sin saber exactamente qué hacer con su invitado. Cuando se dirigió aquella mañana al edificio de las oficinas XZ sólo quería asegurarse de que no se equivocaba con sus suposiciones sin pretender hacer algo más, pero al ver al pelinegro bajar del auto sólo se quedó ahí esperando, como si supiera que Xiao Zhan saldría para montarse en su motocicleta y ahora no tenía ni la más mínima idea de qué hacer, él mismo tenía ensayo en la compañía de danza para el evento de ese fin de semana. Quizá sería buena idea llevarlo consigo para distraerlo un poco.

Colocó la mesa con los alimentos esperando que Zhan se le uniera, pasaron unos minutos sin cambio alguno por lo que se decidió ir por él. Quitó el móvil de sus manos ante la mirada confundida del pelinegro.

-Comamos- le dijo secamente.

-No tengo hambre- contestó Zhan estirando la mano pidiendo su celular.

-Nunca tienes hambre- apuntó Yibo alejándose un poco evitando que la mano ajena llegara a su objetivo – Vamos a comer – ordenó dándose media vuelta dirigiéndose al comedor.

Zhan lo siguió y se acomodó frente al castaño mirando cómo le servía su porción, pero sin intención de tomar algún bocado.

-Necesito mi celular- le dijo cuando Yibo simplemente había comenzado a comer sin prestarle atención – Yibo, regrésame mi celular- repitió con voz firme.

-Come.

-Deja de ordenarme cada maldita vez- contestó Zhan molesto – Dame mi celular.

-Después, primero come- dijo sin siquiera mirarlo.

Zhan se levantó molesto colocándose a un lado – No voy a comer, no tengo hambre. No puedes obligarme. Ahora dame mi maldito celular. – dijo extendiendo su mano casi colocándola frente al rostro del castaño.

Yibo se puso de pie comenzando a molestarse - ¿Por qué subiste a mi moto?, ¿porqué estas aquí? – preguntó acercándose a él, Zhan retrocedía un poco cada vez sin contestar - ¿qué es lo que quieres?

Zhan no contestó ninguna de sus preguntas comenzando a sentirse inseguro, él mismo no sabía qué lo había impulsado a ir con Wang Yibo, bien pudo simplemente subir a su propio auto e ir a donde quisiera, sin embargo, estaba ahí, sin saber exactamente qué buscaba.

-¿Sabes qué pienso?- preguntó Yibo retóricamente mirándolo directamente a los ojos acortando la distancia entre los dos tomándolo del brazo- Estas huyendo, pero por más que lo intentas no puedes porque huyes de ti mismo – Zhan abrió los ojos sorprendido por lo certero de aquellas palabras - ¿Qué es lo que eres que no puedes tolerarte?

Zhan bajó la mirada. No podía enfrentar los ojos del castaño, cómo decirle que había matado a su hermano, no es algo que simplemente se confiese así sin más. Cerró los ojos derramando un par de lágrimas. Yibo le tomó el rostro acercando sus labios. Zhan era alguien que se veía aún más hermoso cuando lloraba. Era un pensamiento malsano, pero así era a sus ojos.

Zhan de inmediato lo tomó del cuello para profundizar el beso, no era uno lujurioso como los que solían compartir, sino más bien uno que intentaba consolarlo y él lo estaba aceptando. El primer consuelo que aceptaba a brazos abiertos desde que había asesinado a Fanxing. Yibo de inmediato lo envolvió en sus brazos como aquella noche, un abrazo firme que le daba la sensación de mantenerlo en una sola pieza, tratando de fusionar los pedazos rotos de su interior y de algún modo aquello era lo que necesitaba.

Bailarín de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora