13. En Gusu

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Zhan estaba sentado en un mullido sofá, al girar a su izquierda vio el rostro de Fanxing concentrado al frente, miraban una película y aunque miró al frente y sabía que algo se mostraba en la gran pantalla no pudo distinguir las imágenes en ella, sintió un suave apretón en su mano derecha y se encontró con el rostro de Yibo sonriéndole dulcemente.

-Pareces feliz- le dijo Fan sin mirarlo directamente.

-Es porque estás aquí- respondió Zhan mirando a su hermano -Te extrañé.

-Yo también – le contestó Fanxing mirándolo finalmente- aunque sé que no lo estás haciendo mal -le dijo señalando a Yibo.

-Es un bailarín de JiYang- dijo con orgullo – baila muy bien.

-Pero no lo conociste en el estudio- le recordó – Tu también eres un gran bailarín.

-Oh, yo jamás podría- respondió Zhan alborotándole los negros cabellos.

-Y a pesar de eso bailas a la mitad de la noche- comentó Fan y de pronto su imagen comenzó a verse algo borrosa.

Zhan desvió su vista recordando que en verdad lo hacía, bailaba a medianoche en diferentes lugares, canciones que Fan escribió, con música que él compuso y movimientos de su autoría. Tardó unos minutos en poder recordar porqué lo hacía y cuando lo hizo giró de inmediato buscando a su hermano, pero ya no estaba.

-¡Fan!- Zhan abría los ojos acostado sobre el sofá de su sueño.

-¡Zhan!, ¿estás bien?- se acercó Yibo cuando escuchó aquel nombre temeroso de que un nuevo ataque de pánico golpeara al pelinegro, pero este no tenía los ojos llenos de lágrimas como normalmente ocurría.

Se incorporó sobre el sofá tratando de recordar el sueño, le había dejado un sentimiento nostálgico. Sentía la soledad aplastarlo, una soledad que creía jamás poder superar sólo por el hecho de que le hacía falta su pequeño hermano.

La soledad era tan abrumadora que ni siquiera le permitía llorar, como si le hiciera falta más de la mitad de su ser para poder hacerlo debidamente, entonces Yibo le tomó el rostro, los ojos de Zhan estaban opacos, pero sin lágrimas y de algún modo lo sintió aún más vacío.

-Me pediste que te ayudara- dijo Yibo muy despacio. Zhan lo miró a los ojos-, déjame ayudarte, por favor.

-¿Cómo podrías ayudarme?- preguntó Zhan de forma sincera, no sabía qué era exactamente lo que necesitaba ni por dónde comenzar.

-Háblame sobre lo que te agobia, dicen que hablar de nuestros tormentos, estos se hacen menos y es más fácil hacerlo si lo cuentas a un desconocido.

-¿Somos desconocidos?- preguntó Zhan con una ceja levantada. Habían tenido sexo, mucho de hecho, por lo que la idea de Yibo llamarse un desconocido lo confundió un poco.

Yibo le sonrió y le besó los labios levemente – Sé que eres suave – besó su mejilla – sabes dulce – besó la otra mejilla – gimes mi nombre de una manera que me vuelve loco – besó su mandíbula -, pero me interesa mucho más lo que hay aquí – dijo poniendo su palma sobre el corazón del azabache – y lo que hay aquí- dijo besando su frente.

Zhan lo pensó por un momento. Había una duda que le rondaba desde hacía tiempo – ¿JiYang te pidió buscarme? -preguntó sin ocultar su inquietud.

Yibo asintió levemente -Pero no le he dicho quién eres- le aclaró cuando vio miedo en los ojos de Zhan.

-¿Por qué no?- preguntó Zhan.

-Porque sé que no quieres que lo haga – respondió simplemente.

-¿Por qué me proteges? -preguntó Zhan como si fuera un niño, con un poco de brillo en los ojos.

Bailarín de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora