6 meses después.
Xiao Zhan despertó con un pitido constante en su lado derecho. Lo conocía muy bien, aquel sonido, cada "tic" era un latido de su corazón. El olor característico de hospital llenó sus fosas nasales y la luz blanca sobre su rostro le terminó por confirmar dónde estaba.
No tuvo que abrir los ojos para saber que Yibo no estaba.
-¿Dónde está?- preguntó con voz seca a quien quiera que estuviera a su lado, no estaba solo.
-No lo sé- Ziyi le contestó colocándose a su lado con la mirada baja – Salió en cuanto el doctor nos informó que estabas fuera de peligro y no ha vuelto desde entonces.
-Ahora sí es en serio, ¿cierto? Por fin lo fastidié- suspiró Zhan.
-Es la tercera vez que te encuentra inconsciente y a punto de una sobredosis – explicó Ziyi sin evitar el regaño en la voz – No entiendo qué es lo que te pasa, ibas tan bien y de pronto sólo te saboteas, ¿por qué lo haces?
-Me he dado cuenta de que no tengo remedio y no lo merezco- explicó Zhan mirando hacía la blanca pared apretando con fuerza la manta que lo cubría doliéndole las palabras que salían de su boca sin notar a la persona que había entrado a la habitación- Puedo ver su preocupación por mí a cada segundo, he notado la tremenda carga que soy para él y todo lo que dejó de lado sólo para tratar de sanarme, oportunidades que jamás volverán. Lo arrastro conmigo, aunque yo no lo quiera. Prometí cuidarlo y ni siquiera puedo conmigo. Él es maravilloso, es perfecto y tan bueno... tan joven. Yo no quiero lastimarlo más. Esto es tan difícil que no sé si en verdad lo lograré.
-Lo harás. Lo haremos juntos- afirmó Yibo dejando un par de bolsas frente a la cama de Zhan.
Ziyi salió de la habitación dejándolos solos.
Zhan no podía verlo a la cara. Había fallado de nuevo y no quería enfrentar el rostro preocupado de Yibo, sus ojeras que de seguro tenía y la angustia en sus ojos.
-Deberías irte- le dijo Zhan en voz baja – Deja de desperdiciar tu tiempo en mí. No mereces esto.
-Tienes razón, no lo merezco- convino el Yibo. El corazón de Zhan se hundió hasta el fondo de su estómago. Por fin lo había hartado. Por fin Yibo lo iba a abandonar y no pudiendo evitarlo lo miró con los ojos húmedos – No merezco encontrar al amor de mi vida en el piso de la cocina cada par de meses porque de alguna manera, consiguió drogas y las ingirió todas en un ataque de pánico. No merezco la angustia de sentir que te pierdo y volverme loco. Verte conectado a aparatos y tubos con médicos tratando de que no te vayas. No puedo evitar pensar que te estoy fallando, que no estoy haciendo algo bien. Yo... - la voz de Yibo se quebró, tomó la mano de Zhan entre las suyas y dejó salir todo el miedo que había sentido las últimas 24 horas – Yo lo lamento, lamento fallarte. Por favor, Zhan, por favor perdóname.
Yibo sabía que lo que se había propuesto iba a ser lo más difícil de lograr en su vida. Todo mundo le advirtió de los problemas y complicaciones que se presentarían, sus propios padres hablaron con él para persuadirlo de hacer aquello. Zhan tenía un problema grave que Yibo pretendía curar con sólo amarlo y apoyarlo. Había altibajos, días buenos y días malos, pero esto... era la tercera vez que Yibo lo encontraba a punto de morir por simplemente salir a comprar víveres, hacer simples recados... dormir.
Yibo abrazó a Zhan y ambos lloraron por la impotencia que sentían, por dañar a la persona que más amaban, por no encontrar una salida. Cuando Zhan volvió a despertar ya no lo encontró.
-El doctor te ha dado de alta- le informó Ziyi.
Sin decir ni media palabra ambos salieron del hospital.
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Bailarín de Medianoche
أدب الهواةEn las redes apareció un extraño personaje al cual apodaron El Bailarín de Medianoche. Apareció de la nada; una noche comenzó a bailar justo a la media noche. Sus movimientos, sus canciones y su voz eran hipnotizantes. No buscaba dinero, ni fama o p...