Robin Hood Book.

III

Me Gustas.

«¿Por qué le digo me gustas si seguro ya se enteró?»

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Frunció el entrecejo. Quizás no había sido lo más inteligente contarle a sus dos amigos. Talvez haberle dicho a las chicas hubiera sido mejor.

—¡Tock se nos enamoró! —exclamo fuerte Pequeño Juan. Tenía mucha suerte de ser los únicos en la guarida.

—¡Que rápido creció! —grito Robin y se acercó a él para darle un abrazo demaciado pesado.

Se safo y lo miró molesto. Era el menor del equipo pero solo por dos años ¡Siempre exageran con todo!

—¿Y como piensas conquistarla? —Pequeño Juan cuestionó curioso.

—Podrías decirle a Marian que te ayude a bajarle la luna —propuso divertido Robin.

—Ella la mira todas las noches —Dijo molesto por la nula seriedad.

—¡Poemas! —grito Pequeño Juan pícaro.

—Hay mejores poetas, como Pablo Neruda, por ejemplo —Contradijo ambas ideas.

No era la persona más romántica. Ni siquiera creía en el amor. Y ahí está, enamorado. Ironías de la vida.

—También podrías serle sincero —Lo dicho por Robin le llamó la atención —Deberías decirle "Me gustas".

Y ahí la idea se fue al carajo.

—¡Seguro ya lo sabe! —grito frustrado.

Porque desde hace algún tiempo se han estado corriendo rumores. «Tock está enamorado de la hija del Conde Golfred». Decía la gente y sí él decía que no es porque mentía.

¡Era un desastre! Eso de ir a conquistar no era el estilo de él.

—Podrías llevarle una serenata —siguieron con las propuestas.

—No me gusta cantar —nego inmediatamente. Tampoco se iría a sacrificar con el padre Lobbys ahí.

Él quiere vivir.

No llegaría a su castillo, dejando la pena, a declarar abiertamente su amor por ella.

Quizás si solo le dice «Me gustas» pase algo.

Robin y pequeño Juan siguieron diciendo cosas que, claramente decía que no se estaban tomando las cosas enserio.

Quizás si prepará la noche perfecta para ambos...

La próxima vez iría con las chicas y no con sus dos amigos idiotas, eso era seguro.