Robin Hood Book.

VIII

AU

«Headecanons 13»

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Todo era normal en Sherwood. Y que los guardias pelearán contra la banda de Robin Hood ya era parte de la rutina.

Mientras Pequeño Juan y Tock distraían a los guardias de afuera, Robin se encargaba de robar el oro al valiente Príncipe Juan.

Ambos sabían de esgrima, sin embargo, los movimientos del ladrón eran mejores que el del príncipe. Más cuando ya llevan ratos luchando en el salón del trono.

Mientras eso se llevaba acabó, Marian leía su libro de hechizos sentada en el trono y Scarlett, sentada en suelo, se retocaba el maquillaje.

-¡Marian, ayúdame! -Suplico alto el Príncipe hacía Marín. La princesa no le hizo caso.

Robin no tardó en burlarse de Juan por ser ignorado. El choque de espadas se oía hasta la cocina. Se movían por todo el salón y en más de una ocasión pasaban junto a la princesa y la dama de compañía.

-¡Marian! -Scarlett chilló horrorizada. Marian indiferente bajó la vista para verla y abrió la boca en sorpresa. Tenía la mitad de la cara rayada por el pintalabios rojo -¡Has algo! -exigió molesta.

Rodó los ojos. Se levantó y sacó la varita que guardaba bajo su guante. Lo que más odiaba después de tener que seguir órdenes eran los gritos agudos de la gente. Lanzó un hechizo de levitación.

Camino hasta la puerta con un Robin flotante detrás. Pronunció otros conjuros y, cuando paso por la cocina, Tock y Pequeño ya acompañaban al ladrón.

-¡No es justo! -exclamó molesto Tock mientras se retorcía en el aire.

-Eres cruel -Pequeño Juan dijo indiferente.

Marian río irónica- Lo dice quien hace una semana estuvo a punto de envenenar a Flin.

-¡Los animales son horribles! -se defendió. Cruzo los brazos- No entiendo porque los tienen.

Bajo el puente con magia y al estar al otro lado los dejo caer sin remordimiento. Incluso le pareció divertido sus gritos de dolor.

Sin despedirse Tock y Pequeño Juan fueron los primeros en irse. Robin regreso a darle un beso en la mejilla.

Alzó una ceja divertida mientras veía a su pareja alejarse.