¡Hola! Espero que estéis muy bien, que os guste y muchas gracias por las felicitaciones de cumpleaños. Sois un amor de personas y a las que conozco, que sepáis que os tengo cariño.
GRACE
Me asomo por un lado del telón y observo a la multitud sentarse en los asientos correspondientes. El gran espacio formado por veinte filas de butacas me impresiona bastante. Es más grande de lo que imaginé.
En los años anteriores, en los lugares había poca gente pero veo que eso ha cambiado.
Dejo de mirar y me encamino al camerino en el que me he instalado. Varios músicos y compañeros pasan por mi lado y me saludan alegremente por los pasillos.
Llego a mi destino y abro la puerta para luego cerrarla e ir hasta un sofá blanco.
Kate y Tom ya están aquí, o eso me han dicho por mensaje. De quien no sé nada es de Oliver. Ni siquiera me ha enviado un mensaje o llamado para decirme si viene o no.
Una parte de mí cree que no lo hará, más que nada porque tendrá cosas importantes. Además, no prometió nada, así que si no llega a presentarse dará igual, ¿no?
Esto me hace recordar a cuando Marcus no venía. Decía que era una pérdida de tiempo, y nunca quiso tocar ni una sola canción conmigo, ni siquiera intentarlo. Se justificaba diciendo que eso no servía para nada, así que no tenía la obligación de saber tocar.
Como de costumbre, terminábamos discutiendo como siempre hasta que se marchaba dejándome sola. Solía quitarme las ganas con sus palabras y comportamientos, creyendo que en realidad si era una pérdida de tiempo.
Varios toques en la puerta hacen que me sobresalte. Llevo mi mano al pecho y veo como la puerta se abre dándome la imagen perfecta de la persona que esperaba.
—¿Se puede? —una sonrisa tonta se dibuja en mi rostro.
—No lo sé, ¿te conozco? —esboza una sonrisa y entra.
Cierra la puerta a sus espaldas y me acerco a él.
—Has venido —digo con total ilusión aunque no sé si se da cuenta de ello.
—¿Creías que iba a perderme este día? —asiento y chasquea la lengua—. Que feo me parece que pensaras que faltaría —se calla cuando rodeo su cuello, poniéndome de puntillas para llegar.
Ni con tacones puedo quedar a su altura.
Sus brazos se ciernen alrededor de mi cintura e inhalo el dulce aroma que emana su cuerpo. El perfume que utiliza se impregna en mis fosas nasales. A día de hoy puedo decir que se ha convertido en uno de mis olores favoritos.
Me separo para mirar esos ojos verdes que no salen de mi cabeza.
—Me alegra que hayas venido —apoyo mis manos en sus hombros.
—Te dije que no faltaría.
—Mentira, dijiste que no sabría si podías.
—Quería hacerme el duro para ver si soportabas mi ausencia, pero no podía faltar a tu gran actuación —comenta.
—Hacerte el duro conmigo no funciona. Y me da igual si venías o no. Ni siquiera estaba pensando en ello —miento tan descaradamente que se ríe.
—Hacerte la que te da igual que no venga no funciona conmigo.
Agarra mis manos de los hombros y las sujeta con las suyas para recorrer mi cuerpo de arriba a abajo sin pudor alguno, acalorando mi cuerpo con la mirada tan intensa que emplea para ello.
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Destinada A Olvidarte
RomanceSe supone que no debo acércame. Se supone que debo alejarle. Se supone que no debe gustarme. Se supone que no debo gustarle, y, sin embargo, son tantas las suposiciones que, mi mente me advierte, mi cuerpo me traiciona y mi alma le suspira.