Capítulo 19

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Grace

—La mejor forma de poner celoso a un hombre es subir una foto tipo "Mira lo que te estás perdiendo, imbécil" y que se joda —suelta Kate junto a una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Estás segura que eso funciona? —le miro extrañada.

—Y tanto —exclama, divertida—. Y sino ponte el vestido más sexy que tengas junto con una actitud impresionante y terminará volviéndose loco.

Sacudo la cabeza ocultando una sonrisa.

—He sido yo quien le ha alejado. Ni siquiera ha sido él.

—Mejor, las cosas buenas siempre se hacen esperar.

—¿Desde cuándo soy una cosa buena? —enarco una ceja, divertida.

—Grace, todos somos buenos para el resto, solo que algunos no saben aprovecharlo y terminan dañando algo que no estaba destinado para ellos.

Mi corazón se encoge y me levanto para darle un abrazo a mi mejor amiga.

—Estoy muy feliz de tenerte.

Me devuelve el abrazo, —Lo sé. ¿A quién no le gustaría tener una amiga como yo? —se alaba a sí misma—. Pongámonos manos a la obra. En verdad tampoco debemos hacer mucho, estás increíble al natural, pero si queremos que deslumbres necesitamos el mejor vestido que tengas.

—No creo que se acuerde de mí —miento y me llevo un golpe con una almohada que no sé de dónde ha salido—. ¡Kate!

—A veces eres tonta —admite y le miro mal—. Estás ciega. Te ha dado miles de señales.

—Y yo a él y eso no cambia nada.

—Quizás eres tú quien no se da cuenta de todas las señales—recalca a cruzarse de brazos—. Deja de pensar negativamente. Además, te iba a dar explicaciones. Eso solo significa una cosa.

—No se sabe, Kate. No se sabe —camino hasta el armario.

Kate se queda callada hasta que suspira y volteo para ver qué le pasa.

—¿Tanto daño te hizo Marcus como para que ni siquiera te des la oportunidad de ver más allá?

—No lo sabes tu bien —doy por zanjada la conversación. Kate no insiste más y va hasta el tocador para maquillarse y arreglar su cabello.

Tardo alrededor de veinte minutos en escoger un vestido que crea que me sienta bien.

Soy complicada a la hora de elegir ropa. Al mirarme al espejo siempre pongo peros. Da igual si me queda bien y si el resto dice que me queda de maravilla, si yo no lo siento así no habrá nada que me haga cambiar de opinión.

Doy una vuelta delante de Kate, quien no deja de mirarme con cierta emoción y de aplaudir feliz con el resultado de su pequeña creación.

—¡Dios mío! —chilla quitándose delante del espejo para que pueda mirarme.

Me quedo boquiabierta al ver el reflejo de mi cuerpo.

El vestido rojo de terciopelo corto se ajusta bastante bien, logrando que lo sienta como una segunda piel. Paso las manos por el bajo del vestido, acariciando la suavidad de este mientras lo bajo un poco. Los tacones altos también ayudan a que me vea muy bien.

¿Acabo de decir eso? Madre de Dios.

—Kate... —me quedo sin palabras. El escote en forma de corazón deja bastante piel expuesta, igual que el escote en la espalda. La cremallera al costado hace que sea fácil quitarlo. Y cómodo—. No sé qué decir... Gracias Kate.

Destinada A Olvidarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora