GRACE
Sentada en uno de los tantos bancos de madera con mesa, en medio de Central Park, observo con detenimiento los gestos de Tom y Kate. Hay una clara diferencia entre ambos. Él luce un poco apagado, no como otras veces en las que desprende alegría. Ella es quien sonríe después de todo lo que he contado.
—¿Entonces...? ¿Tú y él...? —pronuncia en voz alta, intentando procesar la información.
—Sí —respondo con una pequeña emoción en el estómago.
Antes de que Kate abra la boca para responder, Tom se adelanta:
—¿No crees que ha sido pronto? —mi mirada recae en él.
—¿Pronto? —frunzo el ceño—. Le conozco desde hace cuatro meses. Hemos estado en un tira y afloja constante y... —pienso bien las palabras—. Es diferente a los chicos que he conocido y con los que he estado.
—Solo has estado con Marcus, tampoco es como que sabes sobre el tema —Kate le da un golpe en el brazo en señal de reprimenda y suspira—. Lo siento, no quería decir eso. Sé que hubo unos cuantos antes de él.
—No pasa nada —le resto importancia aun cuando una parte de mí dice que no debería hacerlo.
Mi mejor amiga le dice algo en voz baja cuando doy por zanjado el tema. Tom asiente. Les miro intrigada.
Estos dos esconden algo y quiero saber el que.
Tom baja la mirada y repiquetea con sus dedos en la madera de la mesa. Kate estira su mano para colocarla encima y él le da una sonrisa que no me parece del todo sincera.
—Tenemos que decirte algo —le noto entusiasmada.
Uno sonríe y el otro se dedica a escuchar. Uno está feliz con lo que sea que tienen que contarme y el otro simplemente parece que quiere que acabe el momento.
—¿Qué se supone que tenéis que contarme? —pregunto con el mismo entusiasmo.
—¿Quieres decirlo tú? —Kate gira la cabeza, pendiente de la respuesta de Tom.
—No, mejor hazlo tú —ahora sí sonríe.
Kate regresa la vista a mí y reviso la hora en el móvil.
—¡Tom y yo estamos saliendo! —chilla y sus ojos brillan de la emoción.
La noticia me impacta demasiado, pero eso no impide que me levante con rapidez, rodeando la mesa para así terminar abrazándoles.
—¡Felicidades! —grito entre risas cuando Kate me hace cosquillas para que me aparte y así levantarse y darme un abrazo en condiciones—. Me alegro mucho, Katie —susurro.
—Siempre creí que él... —se calla—. Siempre creí que no le gustaba, pero me equivoqué —murmura.
El sonido de una llamada entrante nos interrumpe y se aleja un momento para contestar, no sin antes darle un beso en la mejilla a Tom.
Le doy un vistazo y me siento a su lado. Se mantiene callado, cosa rara en él.
—Estoy muy feliz por ti, Tomy Tom —gira la cabeza para mirarme—. ¿Cuándo pasó? —le doy una sonrisa.
—Ayer, mientras te acostabas con Oliver —calmado pero directo.
Mi sonrisa se desvanece.
—¿Te molesta? —inquiero. Le noto distante y no quiero eso entre nosotros—. No entiendo por qué estás así. Debes estar feliz y emocionado y no como ahora.
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Destinada A Olvidarte
RomanceSe supone que no debo acércame. Se supone que debo alejarle. Se supone que no debe gustarme. Se supone que no debo gustarle, y, sin embargo, son tantas las suposiciones que, mi mente me advierte, mi cuerpo me traiciona y mi alma le suspira.