Capítulo 2

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Mi intento de lidiar con mí realidad a veces me supera, y quien no querría correr a un mundo perfecto en donde lo que nos hace daño no pueda. Cuando estas a punto de cumplir diecisiete años la vida parece no tener complicaciones bueno para mi si que la tenía.

Puedo recordar aquellos días a la perfección,  al día siguiente de haber conocido a Estefani desperté  con los pómulos hinchados, en ese momento me siento deprimida, no había podido dormir lo suficiente pensando en la nueva novia de Joe. Me vi al espejo más de lo usual, mire todo mi cuerpo y ahí estaba de nuevo quejándome de mis defectos, solía ser más delgada pero en el último año había cambiado mi cuerpo y era un poco más regordeta.

En ocasiones solía pensar que no estaba obsesionada con mi vecino, Joe fue el primer chico en gustarme y mi tipo ideal parte de él.

Después de alistarme me di cuenta que era demasiado tarde había pasado toda la mañana buscando mis defectos, rápidamente me puse el uniforme escolar, una falda azul con blanco a cuadros y una camisa manga larga blanca. Tome mis cosas tratando de no olvidar nada pero sabia que de todas formas algo se me olvidaría. Corrí escaleras abajo, mi madre se había ido temprano a su trabajo, lo raro fue cuando escuche pasos en el piso de arriba, los pasos comenzaron a sonar en la escaleras y fue ahí cuando lo vi, Josh mi hermano mayor.

—¿Aun estas aquí? — me preguntó, él había estado de vacaciones recorriendo el país con sus amigos.

—Se me hizo tarde ¿me llevarías? — para mi suerte él era el típico chico al cual le gustaban las motocicleta y tenía una ideal para llevarme al colegio.

—Bueno voy por las llaves — volvió a subir las escaleras.

Josh debía empezar la universidad a mediados de septiembre lo cual le daba casi un mes más en casa; había ganado una beca de deporte y mis padres esperaban que tuviera exito. Era como el hermano perfecto.

Espere afuera, cuando el saco su moto del garage me hizo seña con su cabeza que subiera. Sabía que llegar con él a la escuela sería complicado, y es que hasta inicios de aquel verano asistía al mismo colegio y su popularidad era tanta que la única razón por la que la mayoría me conoce es por él.

Al llegar las miradas se posaron en mi hermano no solo por mis compañeros sino también por los maestros.

—Que recuerdos al volver aquí— dijo mientras trataba de ser nostálgico.

— Si, si, ya puedes irte — dije insistente.

—¿Ni un gracias hermanito?

—Te agradeceré cuando te vayas, este es el año para que yo brille por mi misma.

Si algo me había prometido a mi misma es que ese año me reconocerían por mi no por ser hermana de Josh, el capitan del equipo de Baseball, el mejor estudiante y el más popular o por ser la mejor amiga del chico con la mejor sonrisa, el mejor jugando fútbol, el mejor en todo lo que hace.
¿Por qué todos en mi alrededor son tan talentosos?
No lo sé.

—Bueno, nos vemos al rato — lo vi alejarse. Suspire y decidida a comenzar mi nuevo año escolar me adentre en el lugar.

Como todos los inicios de ciclo escolar los grupos cambiaron y no me había tocado con Demián, para mi mala suerte no me toco con nadie de mi anterior grupo, todos eran nuevos para mi y me cuesta entrar en confianza. Durante el receso camine hasta la cafetería para comprar algo, con suerte podría; todo el tiempo estaba llena y cuando conseguía llegar hasta delante de la fila el tiempo para comer ha acabado y llegaba tarde a mis clases.

—¡Daniela!— una voz algo familiar hizo que me diera la media vuelta.

Al darme la media vuelta la chica tiró sobre mi alguna clase de bebida. Bueno quizás el año pasado si brille pero no por cosas buenas. Ella era Mónica, una pelirroja de piel morena que se cree la chica más bonita de todo el colegio. El enojo de esta chica se remonta a cuando pase a formar parte del equipo de porrista y su entonces novio termino a besos conmigo en un clóset.

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