Capítulo 3

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A veces cuando piensas que las cosas van a mejorar algo te da un golpe fuerte para demostrarte que no. Aquella primera semana en mi segundo año de preparatoria algo se presentó un algo que cambiaría muchas vidas. Me atrevo a decir que fue el empujón que todos necesitábamos para hacer lo que queríamos.

Aquella noche se podía sentir el aire fresco desde mi balcón, el otoño estaba a la vuelta de la esquina, mi hermano entro sin tocar y se tiro a mi cama, me acerque a él, tenía la mirada pegada al techo.

—¿Que ocurre? — me recosté a su lado, cuando lo vi más de cerca pude percatarme que tenía el ojo hinchado y un poco rojo.

—Me gusta una chica— yo deje escapar una pequeña risa, él por su parte me miro serio.

—¿Y por qué tienes ese golpe en tu rostro?

—Ella tiene novio, y él me golpeo.

Nunca antes había visto a Josh tan serio o pensativo, de hecho puedo jurar que nunca he visto a mi hermano hacer tanto esfuerzo por alguna chica como lo hizo con aquella. Y no es porque sea mi hermano, pero tiene su encanto, después de todo no malgasta su tiempo yendo al gym todos los días, así que siempre se vio rodeado de ellas, por lo cual estoy segura que ninguna se le resistiría.

—No es bueno que te metas en relaciones, no tienes que interponerte entre una pareja.

En ese momento mi madre abrió la puerta de la habitación, cargaba puesto sus lentes y el cabello recogido y uno que otros pinceles saliendo de el, le gustaba pintar cuando tenía tiempo libre del trabajo.

—Dani, hablo Demián que vayas a su casa a terminar la tarea.

A Demián lo habían dejado de niñero aquel día.

—¿Qué te paso Josh?— mí madre se exaltó cuando vio a mi hermano.

Sabía que lo iba a regañar así que antes de que eso pasara tome mis cosas y salí de mi habitación para dirigirme a casa del vecino, mientras iba saliendo escuche a mamá regañar a mi hermano.

Toque a la puerta, era bueno tener un amigo cercano, a veces cuando no encontraba con que distraerme Demián venia a casa no hacíamos nada, pero al menos no me aburría sola. Escuche unos pasos que se acercaban cada vez más a la puerta, a diferencia de él yo no suelo entrar a su casa si tocar, tengo el permiso pero no lo hago, no al menos que sea importante. Cuando se abrió la puerta me lleve una sorpresa, era la novia de Joe.

—Hola Daniela ¿Verdad? — ya me la había topado un par de veces por el vecindario.

Entonces quería que me cayera mal pero es imposible es tan buena persona, tan amable, una vez la vi alimentado un perro callejero ¿quien hace eso?, si tuviera que describirla en una palabra sería perfecta.

—Si — respondí seria. Ella me dejo pasar, en eso Demián baja las escaleras.

—Llegas tarde, te estuve mandando mensajes a tu teléfono pero no contestabas.

Trate de hacer memoria en aquel momento para saber donde lo había dejado, pero no lo recordaba, eso es algo típico de mi, dejarlo donde sea y no recordarlo.

—Lo siento, pero ya estoy aquí.

Estefani, el cual es el nombre de la chica que abrió la puerta camino hasta el sofá, nosotros estábamos detrás así que no nos dimos cuenta que Joe estaba ahí recostado.

—¿Te sientes mejor? — ella se sentó en el piso frente al sofá, él alzo un poco la cabeza dejando ver unos que otros cabellos.

—Creo que si — respondió Joe con una voz desgastada.

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