Primer beso

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Una estrella brillante. Si, una estrella brillante en su techo. Don sentía amargura en su boca y la garganta cual desierto. No sabía cuánto tiempo había pasado y los recuerdos se encontraban dispersos en su mente, haciéndolos inútiles para adivinar el tiempo. Se movió y cuando logró sentarse su cabeza dio vueltas. Su estómago le dio una advertencia y corrió hacia el baño para dejar salir todo lo que en este se encontraba. Escuchó murmullos a su alrededor dado a que el baño se encontraba fuera de su habitación.  Abrazó la taza de cerámica y odió lo que sea que lo hubiese enfermado. Una mano comenzó a frotar su espalda tratando de ayudar de alguna manera posible. Bien, el cachorro no encontraba consuelo.

-Solo deja que salga.- la suave voz de Bosston llegó a él. Simplemente perfecto.- No lo contengas.

Aunque quisiese realmente no podía hacerlo ¿Por qué se sentía de esa manera? La cabeza le dolía y su estómago parecía haber sido llenado con comida infinita. No se detenía. Quería llorar por la vergüenza que se apoderó de él pero eso sería aún más vergonzoso. Jadeó y controló su respiración cuando los tirones en su estómago se detuvieron. No quería levantarse y verse en la necesidad de regresar y volverse uno con la taza.

-¿Quieres un poco de agua?
-Gracias.
-Un momento.- la voz de su hermana flotó por el aire demasiado fuerte.
-Y que se callen ¿Puedes?
Una suave risa del mayor.- Intentaré decirles que bajen la voz ¿Sí?
-Mi héroe.- bajó la palanca y escuchó el agua correr.

Bosston se alejó y una nueva arcada apareció. Su mejor amigo en ese momento lo consoló y no se trataba de Mike. El inodoro era lo único que necesitaba y escuchar al joven de deportes acercarse no lo ayudaba. Su compañero de casa dio palmaditas sobre su espalda hasta que se calmó.

-Me han envenenado.- declaró de pronto.
-¿De qué estás hablando?
-Esto no es normal.- sollozó dejando ir una vez más el agua del contenedor.
Mike se rio y el cachorro se enojó inmediatamente.- No te han envenenado.
-¡Voy a morir y tú te ríes de mí!
-No vas a morirte.

Don se recostó contra la pared, tenía frio y sentía su cuerpo tiritar. Mike lo miraba con diversión inundando sus ojos, Don quería golpearlo. Bosston apareció una vez más y le dio un vaso lleno de agua la cual bebió en una velocidad record. Miró hacia la sala y pudo notar como nadie parecía preocupado por su salud ¿No importaba? Sí, Don estaba a punto de llorar por la indiferencia.

-¡Voy a morirme y a nadie le importa!
-No vas a morirte.- repitió Mike entre risas.
-Siento que voy a morir por lo tanto debe ser cierto.
Una ola de risas.
-Seguramente fui envenenado.
-¿Por qué crees eso?- Can reía bajo el marco de la puerta.
Bosston se agachó hasta su altura.- No te envenenaron, Don. Lo que sientes se llama resaca y seguramente sea por las dos copas que bebiste.
-¿La resaca se siente tan mal?
-Hay algunas insoportables.
-Recuérdame jamás beber de nuevo.
-Puedo hacer eso.

Don entrecerró los ojos al notar un pequeño detalle: Bosston no lo miraba a los ojos. El cachorro por fin dejó el baño y se dejó caer en una de las sillas del comedor. Su frente tocó la madera de la mesa y giró la cabeza hacia su derecha, encontrándose con una imagen que podría disfrutar si su cabeza no estuviese a punto de estallar. Todos sus amigos se encontraban en el lugar, riendo y comiendo. Se heló ¿Comiendo?

-¿Qué hora es?- preguntó.
-Cerca de las cuatro de la mañana.
Se levantó de golpe e inmediatamente se odió por hacer algo tan estúpido. Unos brazos lo atraparon antes de caer al suelo.- ¿Me perdí el año nuevo?
-Tristemente fue así.
-Rayos.

Al regresar a su silla hizo un pequeño berrinche. Le molestaba pensar que no había estado consiente en el primer año nuevo con el superior pero a su vez no podía dejar de pensar que estaban juntos ese día. Pensó en comer pero al ver lo que King preparó su estómago lloró. Tenía hambre y a su vez el solo pensamiento de comer le revolvía las entrañas.

2.1-Give up- BosstonDon- FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora