Capítulo 1

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-¡No quiero irme con mamá!-Grité enfada.-¡No puedes obligarme!-Estallé al borde de las lágrimas.

-Oh cariño, claro que puedo. Pero tranquila, volveré pronto.-Mi padre, mi amado padre, nótese la ironía, me besó en la frete y me dio un pequeño empujón hacia el avión. De mala gana y reteniendo las lágrimas que tarde o temprano saldrían, me dirigí hacia el avión.

Yo, Camila García estaba a punto de irme a otro país a vivir, con una nueva familia, ya que hacía más de 5 años que no veía a mi madre. ¿Extraño? Si, lo se. Pero mi madre al separase de mi padre se desentendió de mí y se llevó a mi hermano. Ahora con mis 17 años tenía que volver con ella por motivos del trabajo de mi padre. Y no lo veía nada justo, además dejaba a mis amigas aquí.

Me dirigía a Miami lugar donde mi madre se instaló al irse de su ciudad natal llevándose a mi querido hermano. Siempre estuve más unida a mi padre por lo que su partida no me afectó, además de que yo era todavía muy pequeña. El problema es que tenia una relación muy buena con mi hermano y a él si lo extrañé mucho. Hasta llegué a odiar a mi madre por eso.

Ajusté la mochila que llevaba en mi hombro y caminé lentamente hacia el avión. Mi estómago era un matojo de nervios. Ya que nunca había volado. Bueno... como dice la frase:

Siempre hay una primera vez para todo.

Temblando me senté en el asiento del avión. Una amable azafata me trajo una botella de agua. Le agradecí con una tímida sonrisa y esperé a que me la trajera. En el momento que el avión iba despegar, apreté mis manos en el reposabrazos y sentí un cosquilleo en el estomago que poco a poco se fue apagando. Me tranquilicé a medida que el avión se perdía en el cielo. Hasta llegué a mirar por la pequeña ventanita

¡Menudas vistas!

Al rato me quede durmiendo. Iban a ser unas 5 horas muy aburridas.

(*)

Papá me dijo que mi hermano Luke vendría a recogerme. Lo recuerdo como un niño de pelo rubio, ojos azules como el mar y de cuerpo delgado. Era un niño de tan sólo 12 años cuando mamá se fue.

Busco mi maleta en la cinta donde se encuentran todas las maletas de la gente y la encuentro bastante rápido. Camino indecisa mientras muchas personas me empujan por el camino. Es justo cuando veo un chico alto con un cartel que pone: Camila.

No me lo pienso más y corro hacía ese chico. Quedo a su altura y éste me mira. Esboza una sonrisa y abre sus brazos. Es inconfundiblemente Luke. Mi hermano.

Dejo que me abrace y suelto una lagrimilla de la emoción. ¡Por fin! ¿Saben lo que es pasarse casi toda una infancia llorando porque tu hermano no está ahí contigo para consolarte o para hacerte enfadar? Pues pueden hacerse a una idea de que es lo peor. Con esos pensamientos tristes sollozo en su pecho y éste me abraza más fuerte.

-Mi pequeña...-Susurra en mi oído.

Minutos más tarde me separo de él y aún con los ojos vidriosos le dedico una sonrisa débil. Luke me limpia el resto de las lágrimas que quedan y cojo mi maleta con un movimiento ágil. Debo de decir que esta cañón y porque es mi hermano que si no...

Lo sigo hasta su coche. Espero a que meta la maleta en el maletero del coche y cuando termina sube al asiento del conductor con una sonrisa.

-Bueno hermanita, allá vamos.-Y como si fuera de película se pone unas gafas de sol negras, baja la ventanilla del coche y pone una canción con bastante ritmo, la cual no sé el nombre.

Mientras todo transcurría normal a mi alrededor yo me sentía en una montaña rusa. El viento azotaba mi pelo y los rayos del sol me quemaban mi pálida piel. Aprovecharía este sitio para pillar un buen bronceado.

Pasamos cerca de una playa. El mar estaba tranquilo y los rayos del sol se reflejaban en el agua cristalina. En el alejado fondo se veían algunos delfines saltar acompañadando las leves olas. Todo el paisaje parecía sacado de un cuento.

-Algún día te traeré.-Dice Luke captando mi atención.

Maravillada admiré mi alrededor durante todo el trayecto. Mientras mi hermano se reía de mis extrañas caras.

Al llegar a casa. Corrección: casa de mi madre, la cual era bastante grande. Tenía un jardín delantero con muchas plantas. No hace falta decir que adoro la jardinería. Es un hobbie que tengo desde pequeñita. Me encantaba compartir el poco tiempo que tenia mi padre arreglando el jardín de mi antigua casa.

-¡Me encanta!-Exclamé feliz. Al ver todas aquellas plantas.

-Mamá, casi no las cuida. Estará encantada de que tu te encargues ahora de ellas.-Al escuchar mamá me revolví incómoda. No creo acostumbrarme a estar con ella ahora.

Cuando Luke entró en la casa sin llamar, nadie nos recibió dentro. Como era de esperar.

-¡¡Mamá!! ¡¡Ya ha llegado!!-Gritó él.

-¡¡Voy cariño!!-Gritó una dulce voz de vuelta.

Poco después apareció una señora de unos 40 años, apenas notables. Su cabello rubio perfectamente rizado caía en escala sobre su espalda. Sus carnosos labios estaban curvados en una sonrisa. Sus ojos grises estaban vidriosos al verme. ¡Oh vamos! ¿Quien se lo creía?

-Hija...-Se acerca con cautela a mí y me estrecha en sus brazos. Con una expresión de aburrimiento me quede de pie sin devolverle el cálido gesto.-Te he hechado tanto de menos...

Ja. Que se lo creía ella.

Me retiro lo más rápido posible y cojo mi maleta. Luke parecía anonadado por mi reacción ante Margaret, mamá, y se quedó un poco parado cuando le pregunté donde estaba mi habitación.

Me mostró el camino y rápidamente cerré la puerta con un portazo. No quería que nadie me molestara, no al menos antes de que me instalará.

El Amigo De Mi Hermano (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora