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Los días habían pasado de manera lenta para Jeon, no podía ver en absoluto al amor de su vida y eso hacía cada segundo una tortura; viera por donde viera él no estaba. Ya había sido más de una ocasión en la que se metía a la oficina de su amado a intentar buscarlo encontrando nada más que una silla vacía. Su desesperación y frustración crecía día con día

—No tienes que desesperar Jeon, estamos haciendo lo que podemos.

—Lo sé, policía imbécil, lo sé —bufó Jeon sentándose en aquella silla esperando poder sentir por lo menos el aroma de su amado— ¿Por qué me haces esto, Jung? ¿Por qué? —murmuró el azabache mientras veía la foto que HoSeok mantenía en su escritorio de los dos juntos siendo adolescentes, su primera foto de toda la vida.

Mientras tanto HoSeok había hecho más de lo que pensaba, y definitivamente hacía cosas que nunca imaginó que pasarían.

En primer lugar, Min no se le había insinuado en ningún momento, realmente lo máximo que llegaba a hacer era acercarse un poco más de lo usual. HoSeok siempre asumía que era para ver más de cerca la planificación o los avances del equipo.

En segundo lugar, el equipo de seguridad de Yoongi había mejorado considerablemente. Tenían buenas habilidades, de hecho, eran más que excelentes, sin embargo, el liderazgo que habían tenido no había sido el óptimo. Por lo cual parecía más una tropa suicida que un equipo de protección. Solo les había faltado eso, una cabeza que pudiera dirigirlos bien; por lo que terminó entrenando tanto a los sicarios como al jefe de manera que pudieran organizarse en armonía.

—HoSeok es un muy buen líder ¿no? —murmuró uno de los trabajadores.

—Sí, realmente creo que nos ha ayudado bastante.

—¿Crees que se vaya a quedar aquí?

—Por supuesto que se quedará —interrumpió Min quien estaba caminando tranquilamente por allí—, su contrato con nosotros es indefinido.

Los dos sicarios en ese momento hicieron una reverencia y se fueron.

YoonGi volteó a ver el jardín donde se encontraba HoSeok entrenando a algunos de los sicarios y suspiró. Sí, su idea era tenerlo de por vida en su mansión como el jefe de sus sicarios para que se encargara él mismo de terminar con la mafia que tanto protegió alguna vez, sin embargo, algo con lo que no contaba y que verdaderamente le ocasionaba un conflicto eran los sentimientos que comenzaban a aflorar en su pecho. Ya no lo veía como un objeto para joder la vida de los Jeon.

Por supuesto que no.

Ahora significaba mucho más para él. La inteligencia y frialdad de HoSeok eran envidiables, sin embargo, también había notado cierta amabilidad en él también. Por supuesto que no dirigida a él, pero en ocasiones al terminar el entrenamiento podía verle reír con sus subordinados desde la distancia. Parecía llevarse de maravilla con todos ellos a pesar de haber sido llevado por la fuerza.

Una actitud terriblemente sospechosa por supuesto, pero que YoonGi se negaba a ver.

En ese momento el de tez clara se acercó nuevamente al campo. Ahora una de sus tareas más importantes era ver el entrenamiento, pero no exactamente por querer comprobar que HoSeok hiciera su trabajo, sino para ver a HoSeok. Para su suerte nadie le llevaba la contraria.

En cuanto salió pudo verlo, estaba luchando contra uno de sus mejores sicarios, ambos estaban completamente sudados y jadeando, se podía notar que llevaban un buen rato entrenando. El resto de los empleados se sorprendió al ver al jefe de la mafia caminando por el campo, pues siempre se encontraba en su oficina. No pensaba que valiera la pena ensuciar sus preciados zapatos por revisar los entrenamientos de sus trabajadores. Él pedía excelencia y lo menos que esperaba eran sicarios excelentes.

apparence ❀ JungHopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora