apparence ❀ JungHope

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TaeHyung se encontraba dando vueltas en su oficina, su pizarrón estaba lleno de marcas e hilos rojos, había estado un mes deshaciendo su cabeza para poder obtener una pista clave que señalara a Jungkook como un miembro importante de la mafia. Lo que le impresionaba al pelirrojo era el hecho de que en ningún archivo apareciera algún nombre relacionado con Jeon Jungkook. Lo único que sabía era lo siguiente:

a) Jungkook era el hijo de Jeon Minho, el actual jefe de la mafia.

a) Era considerado el hombre más pacífico de Busan.

b) Su sicario, cuyo nombre era desconocido, era quien realizaba todos los trabajos violentos por él.

c) Todos lo respetaban.

TaeHyung sabía que tenía que arrestar a MinHo y no a Jungkook, pero sabía que una buena estrategia sería atrapar al hijo para hallar al padre, y para para poder vencer al hijo tendría que encontrar al sicario y meterlo a prisión primero. Vaya que tendría que hacer mucho trabajo, especialmente porque no tenía ni una pista de quién era ese sicario, lo único que sabía era que éste hacía de manera excelente su trabajo, todas las víctimas que habían sido encontradas no tenían ni un rastro de adn de su agresor; también sabía que era una de las personas más violentas y enfermas que podía haber, todos sus asesinatos eran extremadamente crueles, la mayoría eran torturas, muchas de las víctimas aparecían sin alguna extremidad, o con quemaduras graves, TaeHyung no podía imaginar cómo sería el rostro de la persona que realizaba dichas atrocidades.

Un suspiro salió de sus labios nuevamente y cerró sus ojos cansado, realmente no estaba llegando a ninguna parte, y como su jefe le había dicho, nadie contribuía ni quería involucrarse en general. Sólo SeoJoon le ayudaba, y en sus tiempos libres, cosa que era casi nunca; pero TaeHyung no se rendiría tan rápido, deseaba atrapar a esa mafia con todo su ser. Tomó una de las fotos de su escritorio, en la que se encontraban sus padres y la observó unos momentos.

 ―Traeré justicia papá, lo prometo ―murmuró el pelirrojo acariciando con ternura el vidrio de aquel marco―, los vengaré, lo juro. 

[...]   

Ese definitivamente no era el día de HoSeok, se había despertado tarde por lo que MinHo le llamó la atención, por suerte llegaron a tiempo a la junta que tenían. Después cierto chico de cabellos oscuros le había estado hostigando demasiado, así es, Jungkook seguía sin poder dejarlo solo, pensaba que cualquier cosa abriría su cicatrizada herida. Incluso en esos momentos se encontraba detrás de él en medio de aquel interrogatorio.

 ―Muy bien, sabandija, me dirás en este instante qué fue lo que hiciste con la información que le robaste a uno de mis compañeros, al que asesinaste ayer ―HoSeok ardía en furia, jamás habían matado a uno de sus amigos, jamás les habían podido tocar ni un solo cabello hasta el día anterior; uno de sus compañeros había sido apuñalado por la espalda sin razón alguna, simplemente aquel ladrón sabía a qué mafia pertenecía y le pareció fácil acuchillarlo desde un punto ciego—. Habla de una vez antes de que pierdas otro dedo más, sólo te quedan seis de diez, déjame recordarte.

El hombre que estaba pálido por la pérdida de sangre tembló nuevamente gracias a la mirada que le dedicaba aquel frío hombre. Estaba jodido, definitivamente no saldría vivo de allí, él lo sabía.

—¡HABLA, MALDITA SEA!

—Y-Yo...no sé cómo se llama la persona...lo juro —dijo el hombre más que débil—, por favor Jungkook ten piedad de mi...por favor

El nombrado ni se inmutó, se mantuvo con los brazos cruzados mientras la triste mirada del hombre torturado lo señalaba.

—Si piensas que hago esto porque Jungkook me lo ordenó te diré que estás demasiado equivocado —un par de amargas risas salieron de los labios del castaño—, el que robes información le concierne a MinHo, y el que hayas asesinado a uno de mis compañeros me concierne a mi. Así que, si MinHo lo comandara no habría nada de tortura...pero, para tu desgracia, te metiste conmigo, con Jung HoSeok. Así que te lo repetiré ¿a quién carajos le vendiste la información?