10:10 pm / a.i

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Pasó un mes  después de habernos presentado en el café-bar. Los chicos y yo habíamos quedado con el señor West ir a tocar los viernes. Chris y yo nos habíamos encontrado un par de vece fuera de la escuela para pasear y hablar casualmente de nuestras vidas.

“Mis padres no saben que aun toco la guitarra”, me confesó. “Ellos querían que estudiara lo que ellos impusieron. En realidad quería estudiar música, pero me fue imposible, eso, o ser negada en mi familia…” Me miró con una sonrisa triste, que luego fue remplazada por una mueca de diversión. “Eso quiere decir que tú estás viviendo mi sueño, tienes una banda, componen, tocan genial y no sé”…

“Mis hermanos trataron de ayudarme a que mis padres apoyaran la idea de estudiar música, fue una masacre, no se hablaron por casi dos meses”… “Después de meses, me reasigné a la idea de no estudiar lo que quería, y entonces busqué una buena escuela lejos de ellos, y aquí estoy…”

Era viernes por la noche, y no había visto a Chris en todo el día. Ella no faltó ningún día desde que tocábamos en el bar-café. Ya era tarde y no la veía sentada entre las personas. Fue muy raro.

Después de que termináramos decidimos ir a casa de Mike a pasar el rato. Todos estábamos confundidos con la ausencia de Chris.

Pero cuando llegué a casa, supe porque. Un carro estaba estacionado afuera de su casa, había muchas cosas tiradas en su entrada, y pude reconocer su libreta llena de pentagramas. Mierda.