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Los chicos y yo nos reuníamos dos o tres veces de semana, dependiendo de nuestras obligaciones escolares.

Ella solía sentarse afuera, pero ya no nos daba la espalda.

Luke insistía en que lucía agradable, no lo negué.

Ella continuaba siendo un misterio para mí y eso no era aburrido.

10:10 pm / a.iDonde viven las historias. Descúbrelo ahora