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Salí de las siete y treinta minutos de casa, quería llegar al lugar a tiempo sin cansarme.

Fui cuidadoso para que ella no me viera.

Me senté un poco más cerca de lo normal, y pedí una limonada.

Ella llegó un rato después, saludo como siempre y subió al escenario sin ayuda.

Tocó algunas canciones, algunas las pedían y ella las tocaba.

Tomó un pequeño descanso.

Eran las diez cuando bajó del escenario.

Por primera vez me preocupé, tal vez ella lograría verme.

A las diez ocho ella subió de nuevo al escenario.

«Terrícola, esta es para ti». Dijo antes de tocar.

 La sangre abandonó mi cuerpo. Me dedicó una canción, me la dedicó a las 10:10 pm.

10:10 pm / a.iDonde viven las historias. Descúbrelo ahora