Sus enormes y profundos ojos azules como el fondo del océano me miraron con inseguridad, sus labios rojos e hinchados por nuestro beso estaban parcialmente abiertos, dejando escapar su trabajosa respiración que movía agitadamente sus pechos.
Tenía que estar asustada, eso no lo negaba, incluso yo estaba nervioso de que su padre se recuperara pronto de la impresión y saliese en nuestra búsqueda tratando de permitir nuevamente nuestra unión o tal vez fuese que ella estaba reconsiderando su posición y buscase un escape de nuestro acuerdo.
Empujé hacia arriba su barbilla con mi dedo índice y mi mirada se hizo más intensa para trataba de verter en ella toda la magnitud de mis sentimientos.
-Si prefieres regresar a la casa de tu padre...
No pude terminar la frase ya que empezó a negar con vehemencia. Sus profundos y cristalinos ojos me miraron como si trataran de descifrar los misterios del universo.
-¿Estás seguro de que quieres casarte conmigo Alec? Ahora que mi padre sabe que estoy viva...—sus labios empezaron a temblar.—puedes estar en peligro.
Sonreí ante su preocupación por mí aunque una vez estuviésemos casados mi esposa debería tener que tener una larga y sincera charla en lo que se refería a su pasado de manera que yo pudiera tener todos los hechos y no solo fragmentos de su vida. Ansiaba revelar todos los misterios que rodeaban a la futura Dama de Callen. Sin embargo, saber que mi bruja tenía sentimientos hacia mí me llenaba de una emoción que no tenía la más mínima idea de cómo llamar.
-Puedo cuidarme perfectamente bien, no tienes que preocuparte por mí.— besé castamente sus labios.—¿Nos vamos? Tenemos que llegar a donde el obispo antes de que nuestros padres se percaten de nuestra fuga.—Mi sonrisa se asemejó a la de un lobo atrapando a su presa, al tomar la determinación de sellar nuestra unión esta misma noche.
La vi dudar unos segundos pero después de darle un pequeño tirón a su mano echó a correr tras de mí, sostenía su vestido con su mano libre en dirección a los establos. El edificio estaba en sombras pero en el interior el farol me dejaba vislumbrar al mozo de cuadras recostado en los fardos de heno. El chico se levantó de un salto en cuanto me vió y se apresuró a atenderme.
-¡Su excelencia!.—Hizo una torpe reverencia antes de tomar la silla de montar y entrar a la cuadra a preparar el caballo que le indiqué.
Ahora lamentaba haber dejado mi caballo árabe en York, era el más veloz que poseía y lo que necesita esta noche era actuar con rapidez.
Catherina dió un paso atrás cuando mi caballo salió de su cuadra. La'Eleya era intimidante, era una yegua gitana de las más grandes de su raza, incluso yo tenía problemas para montarla por lo que tomé a Catherina por su estrecha cintura y la subí como si no pesara más que una pluma antes de subir tras ella e instar al caballo a salir a todo galope.
La mocita soltó un grito asustado y se giró enterrando su rostro en mi pecho sujetándome con fuerza. Habría sido mejor y más cómodo para ella que fuésemos en carruaje pero eso también haría el viaje más demorado, además de que eso hubiese alertado a mi madre o al padre de Catherina.
La'Eleya podía llevar tranquilamente el peso de los dos, era un animal enorme acostumbrado a la carga por lo que nuestro peso combinado no hacía mella en su velocidad. Mi mano rodeaba su cintura sujetando las riendas tratando de brindarle algo de calor y maldiciéndome por no tener tiempo de haber tomado nuestras abrigos, ya que la noche era más fría de lo normal para esta época del año.
Me sentí exultante de felicidad, nunca había actuado impulsivamente y ahora estaba raptando a mi novia de mi propia casa bajo las narices de mi madre y su padre. Al fin mi bruja de cabellos color de sol sería mía y nadie podría arrebatarla de mi lado mientras siguiese respirando.
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Flor Salvaje
Teen FictionEres mi prometida deberías actuar como tal.-Escuché aquellas duras palabras salir de sus labios cargadas de enojo y frustración pero dentro de mi sabía como podía manejar esto. ¿Oh en serio? Noticia de última hora "Su majestad" no soy ni pretenderé...