Capítulo 30.

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N/A: Criaturitas inteligentes y sabias, si se dan cuenta, la historia comienza desde hace tiempo, ósea que algunas cosas que en la "vida real" ya pasaron con los Youtubers de esta novela, aún no pasan en esta historia de amor, pasión y estupideces.

Sin más, disfruten del capítulo <3.

_____ P.O.V.

Me levanté de la cama y miré a un lado. Rubius no estaba. Volteé al piso y, ¡Sorpresa! Él y Alex estaban tumbados ahí. Genial. Fue sólo un sueño el que durmiera con él. Me levanté de la cama y salí de la habitación tratando de no hacer mucho ruido. Me dirigí a la cocina, cogí una licuadora, volví al cuarto, la conecté y la encendí. Se despertaron con cara de susto extremo:

-¡¿QUÉ COÑO TE PASA?!.-me gritó Alex.

-¡LA PUTA MADRE!.-gritó Rubius.

-¡AAHHHHH!.-escuché a Mangel desde la sala.

Esperé a que todos se callaran y dije-: Tengo hambre.

Rubius se hecho a reír, mientras que Alex puso los ojos en blanco y se levantó hacia la cocina. Lo seguí.

-Eres una maldita hija de puta.-dijo.

-Seré una hija de puta, pero-lo señalé-soy tu hija de puta favorita.

Me miró con las cejas alzadas, me acerqué y le planté un beso en la mejilla. Preparo Hot Cakes, los sirvió y desayunamos juntos. Después, fui a casa por ropa: un short gris rasgado, una blanca negra de tirantes con una carita feliz negra en el medio y unos converse grises. Regresé al departamento de Rubius y, mientras él, Mangel y Liz desayunaban le dije a Alex, quien estaba sentado en el sillón que me iba a hacer compras para la casa.

-¿Me acompañáis?-le pregunté. Mi castellano está apareciendo lentamente.

-No, tengo que hacer unas cosas.-dijo.

Asentí, le dí un beso en la mejilla seguido de Mangel y Rubius, me despedí de Liz igual y salí rumbo a las calles de Madrid.

Woo Hoo.

Alex P.O.V

En cuanto _____ cerró la puerta detrás de ella, corrí hasta el comedor con los chicos, entusiasmado.

-Muy bien, gente, en una semana es el cumpleaños de _____ y tenemos que planear algo muy muy muy especial.

Liz aplaudió suavemente, contenta.

-¡Estoy llena de ideas! Podemos prepararle una fiesta sorpresa.-sugirió. Todos estuvimos de acuerdo.

-Si, peroh alguien debeh encargaseh de distraerlah mientrah nosotroh preparamoh todoh.-dijo Mangel.

Como si todos estuviéramos conectados, dirigimos las miradas hacia Rubius.

-Seguro, lo haré.

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