Capítulo 20.

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Vegetta se separa bruscamente de ella, pero no porque yo estuviera viendo, estaba volteando hacia el departamento de Rubius.

Oh oh.

-Mabelline, largate. Robas espacio y aire.-dije al notar como Rubius se acercaba amenazadora mente a Vegetta, quien no tenía expresión alguna en su rostro.

Ella se quedo quieta, así que me acerque, sin quitar la vista de los chicos, y la empuje al elevador.

-Chicos...-dije un poco asustada y levante mis manos en medio de los dos. Rubius apretaba los puños muy fuerte..Ya no era Rubius, si no Rubén.

-Eres un gilipollas...-dijo Rubén, ignorandome.

Vegetta dio un paso a delante y los separé.

-Haber, no se peleen aqui. Tú-señale a Vegetta-. Eres un asco de gente, no tienes vergüenza, qué mal gusto, vete, largate, chau, no vuelvas. Y tú-señalé a Rubén-. Qué mal gusto tienes igual, no jodas.

Tomé a Rubén del brazo y lo guíe a mi apartamento.

-¡_____!.-gritó Vegetta y me dí vuelta con desgana-. Lo siento..yo...

-Vege, cariño, vete muy lejos, la has cagado, me das asco. Asco.-dije, y entré al departamento cerrandole la puerta en la cara.

Ahora, Rubén está llorando en mi sofá, acostado.

-Ya, hombre. Pareces Magdalena.-digo y le paso un pañuelo.

-Si si, hay mejores, blah, blah, blah.-dice y se sorva la nariz.-No me importa Mabelline, si no la traición de Samuel.

Yo resoplo y me siento a su lado, en ese momento comienza a llorar de nuevo. Ahhg.

Entre sollozos recuesta su cabeza en mis piernas.

Mangel, ¿Dónde estás cuando te necesito?.

-Tengo que grabar un vídeo.-dice levantándose del sofá.

-¿Quieres que te ayude en algo?.-pregunte levantandome igual.

-¿Puedes llamar a Mangel?.-pregunto cuando estaba apunto de salir.

Ush, amigo, no sabes cuántas veces lo he intentado desde que comenzaste a llorar.

-Claro.-mentí-. Deja voy por mi móvil y te sigo al departamento.

Asintió y salió.

Marqué el número de Mangel. Un tono...Dos...

-¿Alo?.

-¡MIGUEL!-dije alegre-. Tu amigo está súper mal y yo ya no puedo consolarlo más. I need you.

-Oh, claro. Enseguida llego.

-¡Gracias! Te amo.-dije y colgué.

Entré al departamento de Rubius y lo ví tirado en el piso, jugando con las gatas.

-Ceniciento, tu príncipe viene en camino.


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