Al otro Lado del Espejo [Terminada]

XIII: Dejame estar a tu lado

De ante mano, gracias por leer.

Aℓ σтяσ ℓα∂σ ∂єℓ єѕρєנσ

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Hace unas semanas; unos días después de que Katsuki llegó, para ser más específicos. En las noches de Ochako siempre está presente un sueño.

En aquel sueño, ve un paisaje en primera persona. Camina y tropieza varias veces en su andar, en cierto punto se esconde y llora por temor a estar sola en el bosque.

Luego escucha el crujir de las ramas del arbusto frente a ella, temerosa se abraza a sí misma e incluso cierra fuertemente sus ojos. Logra oír una voz, parece estar preocupado. Luego escucha que alguien le llama y es ahí cuando poco a poco va abriendo sus ojos, y se encuentra con un par de orbes carmesí.

No logra distinguir el rostro del dueño, aun así, extiende su pequeña mano y acepta la que el de ojos rojos le ofrece.

Sin embargo, en aquel sueño últimamente ocurre algo nuevo.

Cuando está apunto de alcanzar su mano, esta se aleja y por más que trata de tomarla jamás lo logra. Entonces, despierta.

¿Por qué te alejas de mí?.

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──Volveré por la tarde──. Decía, mientras arreglaba su cabello.

Y aquí venía el discurso de todas las mañanas.

──No le abras la puerta a nadie, no importa cuanto toquen, no la abras──. Ya empezó.

──Te dejé comida en la cocina──. Ahora tomaba su saco.

El chico simplemente escuchaba desde el sofá.

──No inundes mi baño──.

Aquí va de nuevo.

──Vendré antes de la cena, así que, te bañaré antes de comer──.

¿Qué acaso era una mascota, a la que le tenía horario de paseo y día para el baño? Y por si se lo preguntan, sí, Ochako baña a Katsuki desde que este inundó el baño.

Pero, ¿Cómo lo hacía? fácil, llenaba la bañera, mientras el chico esperaba afuera. Cuando estaba lista la bañera, Ochako le pedía al rubio que entrara. Dándose la vuelta, esperaba a que él se desvistiera y metiera en la bañera, entonces comenzaba la hora del baño.

Claro, no fue sencillo a la primera. Katsuki no dejaba de moverse y quejarse de lo mucho que ella jalaba su cabello, sin embargo a la segunda fue más fácil y a la tercera ya no habían quejas.

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──y por favor no salgas del departamento──. La chica se inclinó levemente para decírselo. ──Mucho menos con tu capa roja──.

──¿Qué tiene de malo mi capa? ──. Preguntó con fingida indignación.

Ochako volteó a verlo y le sostuvo la mirada por algunos segundos, llegando a poner nervioso al joven.

──¿Qué? ──. Cuestionó él.

──Nada, solo...no salgas de aquí, ¿de acuerdo? ──. Pidió dulcemente. ──Me haría muy feliz verte aquí cuando regrese──. Oh oh, había pensado en voz alta.

El rojo cubrió su rostro al darse cuenta de lo que había dicho y quiso escapar del lugar.

──Bueno, se hace tarde──. ¿a dónde estás mirando Ochako? Tú no traes reloj. ──Me tengo que ir──. Y sin decir más salió de su hogar.