CAPÍTULO 21

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DEMENCIAL CORDURA

CAPÍTULO 21

Las manecillas hacen eco, poco a poco, a través de las semanas, Kruger Natsuki va sanando su cuerpo, y sin que nadie se lo imagine, almacena la fuerza necesaria para lo que sucederá cuando la cuenta regresiva llegue a cero.

Su comportamiento se ve tranquilo, tan dócil, que los empleados de Garderobe comienzan a preguntarse porque le tenían tanto miedo. Los rumores se extienden rápidamente por los pasillos: "No tiene camisa de fuerza y esta calmada", "Quizá solo necesitaba a la psiquiatra indicada", "Tal vez no hizo todo lo que se dice", "Viola le mantiene estable", "Kruger no es tan mala...". Comienzan a bajar la guardia y ni siquiera son conscientes del hecho, quizá porque solo el Director sabe el oscuro historial de Natsuki.

Puede ser que medio mundo este cambiando el modo en que ven a la peor paciente del manicomio, pero Nagi... Nagi no termina de creerse esa faceta, no piensa dejar que una mocosa desquiciada le gane.

Por otro lado, aunque no estaba contento con la decisión, el Director le ofreció a Mai un contrato temporal, para que pudiese entrar y salir de Garderobe, ya que es ella quien monitorea la recuperación de Kruger. Desde que llegó les cayó bien a los demás empleados, con su carisma se ganó fácilmente a todos y no tardaron nada en tenerle confianza. Solo hay un detalle, nadie, ni siquiera Nagi, sabe cuál es su relación con la psiquiatra Minagi, y prefieren mantenerle así, para no poner más cosas en juego.

Shizuru también ha aprovechado el tiempo, con el paso de los días ha ido averiguando más de una cosa interesante, como por ejemplo: Que sí algo le pasa a Nagi, Mikoto obtiene el puesto de Directora.

Recopila información, mueve hilos en un sitio, juega cartas en otro, y estrecha lazos tanto con Minagi como Tokiha, para así poder llevar a cabo el plan que fragua cuidadosamente.

Lo que se avecina es difícil, demasiado complicado.

Se lo juega todo, su carrera, su futuro, su vida.

Por un momento piensa que quizá sí se le ha nublado el juicio.

Pero... no importa, ella lo vale, ve los ojos esmeralda y sabe que todo eso es un precio que puede pagar sin problemas.

Sonríe sinceramente.

Y Natsuki le devuelve la sonrisa, una sonrisa demencial, pero aun con esa peligrosa locura, también es una sonrisa real, una sonrisa para Shizuru.

Mai sale del cuarto de control, le visita constantemente con el objetivo de que Tate confíe en ella, es una tarea más fácil de lo esperado, pues le basta con platicas amenas y muchas sonrisas para ganarse al principal guardia de Garderobe. Niega con la cabeza, piensa que Tate debe sentirse muy solo para caer con esos pequeños trucos.

Había estado yendo en un determinado horario para evitar a cierta persona, pero el destino puede torcer tus jugadas.

Al doblar en un pasillo, tropieza con alguien, y al levantar la mirada para disculparse se topa con los ojos que detestó toda su infancia.

Pero ya no le tiene ni una pizca de miedo al desgraciado. -Disculpe-. Y con la frente en alto se retira.

Sin embargo, no llega muy lejos, porque Reito le toma del brazo, girándole bruscamente. En sus ojos relampaguea la burla y el deseo de violencia. Su comportamiento no ha cambiado nada desde que era un niño.

Y aunque han pasado 12 años, ambos se reconocen de inmediato.

-¿Tokiha?-.

-Suéltame Kanzaki-. Sacude el brazo, pero los dedos de Reito se aferran con la fuerza suficiente para dejarle moretones.

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