CAPÍTULO 9

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DEMENCIAL CORDURA

CAPÍTULO 9

"No es especial, es solo una mujer más" Volarse los sesos suena bastante tentador. "Que clame por piedad, a alguien sin compasión, a alguien como tú".

El tictac avanza demasiado pronto y la noche cae sobre Garderobe. Cual brisa en campo abierto, el silencio sopla extendiéndose por los pasillos y juega con los nervios de más de uno. Aquellos relojes digitales puestos en las paredes remarcan los fantasmales números azules, comunicando junto al silencio, consecutivos serán los lamentos.

Shizuru apenas emprende regreso a su habitación, estuvo tan sumergida en la labor, que, sumado al hecho de no tener ventanas para anunciarle la puesta del sol, descoloco el horario cayendo en cuenta demasiado tarde del paso de las horas. Pese la intensa luz blanca que puede rozar en lo cegadora, acompañada del potente aroma a detergentes que limpia absurdamente cada cm de suelo, y, el pulcro color de las paredes; los pasillos son dignos de una pesadilla, una gran película de horror que transcurre lenta.

Dudosa, creyendo es solo imaginación suya, piensa ve parpadear las luces. Suspira resignándose, afirmando por dentro es poco probable; nadie en su sano juicio dejaría comenzasen a fundirse los focos de un sitio lleno de locos y carente de ventanas. Claro, por supuesto, eso no sucederá ni de broma.

Fugaz deseo hace acto de presencia, encendiendo brillo en carmines ojos. Juguetea con los dedos metidos en los bolsillos, dando vueltas a la plateada pluma ahí guardada. Sus talones están indecisos de dar o no la vuelta. Un instinto, aunque ella quiere denominarle como corazonada, le dice vaya a ver a Natsuki.

Pese en la muñeca lleva reloj, de reojo mira los números azules, dibujando media sonrisa al decidir seguir su corazonada. A final de cuentas, nada le impide tal hecho, nada representa impedimento, no existe una regla le prohíba verle en el horario nocturno. Aunque... Nagi dio a entender es mejor dejar las visitas para el turno diurno, ¿Por qué debe obedecer eso cuando le mienten en otras cosas? ¿Ocultan algo por la noche? O ¿realmente quieren cuidarle? Sonríe en dejes de ironía, ya ha aprendido Nagi solo se preocupa por sí mismo.

Antes lo creyó imaginación, ocurre de nuevo, un parpadeo de luces. –Ara-. Y vuelven a ser tan jodidamente cegadoras como siempre. –Tendré que decirle a mantenimiento-. Piensa tampoco es raro tomando en cuenta funcionan día y noche.

Como el área de Garderobe en que se encuentran las habitaciones de los trabajadores queda en el lado opuesto al de Natsuki, apresura el paso queriendo ahorrar tiempo. Topa con Tate, quien está haciendo su ronda de vigilancia, ningún de los dos se extraña al ver al otro. El jefe de seguridad bien sabe Shizuru suele extender las horas de trabajo como casi ninguno otro de los psiquiatras. Le saluda con un asentimiento de cabeza y cada quien continua caminando. Quizá de haber sabido está va camino al K-17 si le hubiese dicho algo.

Tras 10 minutos llega al área deseada. Algunas noches atrás comprobó lo que compañeros decían, no obstante sigue siendo bastante siniestro. -¿Qué pensaran? ¿Qué verán estas pobres mentes?-. Es claro su tono lastimero. –Son perturbadores-. Con cada paso en esos determinados pasillos puede escuchar gritos, que aunque en medida son apagados por las paredes siguen siendo muy audibles en medio de la noche. Está acostumbrada por lo tanto no es eso lo que repentinamente le arrebata la intención de visitar a su paciente. Niega con la cabeza queriendo así despojarse de cosa inexacta. Es decir, ahí le tiene, la puerta del K-17, igual de cerrada que siempre. Por la pequeña ventana visualiza la figura que ha estado causando tempestad en la antes tranquila vida. Natsuki tiene la usual posición, solo que con la cabeza en medio de las piernas.

Shizuru no puede verlo, Natsuki desenfrenadamente mueve los labios, en mudos murmullos que parecen quemarle la lengua con ácido. Es la cortina de pelo azul la barrera tras cual esconde sangre en su comisura, un delgado hilillo, muy fino, resaltante debido al pálido tono de la piel. Y, es que el filo de colmillos Kruger decidieron rozar a la lengua que les acompaña. ¡Es necesario soportar! Que la paciencia invertida hasta el momento sea el vivo reflejo de la confianza puesta en que saldrá.

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