CAPÍTULO 4

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DEMENCIAL CORDURA

CAPÍTULO 4

Shizuru pasa al interior de la casa, resguardándose de la cruda tormenta que se nota apenas comienza. Coloca el paraguas en una esquina que le indica la otra mujer, dejándolo escurrir dado que la visita será prolongada. Caminan rodeadas de tensión hasta quedar en medio de la sala; los sillones son de color café oscuro. Viola, tras indica miento de cabeza ajeno, toma asiento cruzando elegantemente las piernas. Junta las manos, entrelazando los dedos a la espera de que la anfitriona opte por contestar.

Es un duro intercambio de miradas; la carmesí busca respuestas y la lila hace preguntas.

-¿De dónde conoce a Natsuki?-. Notas tristes denotan en aquella voz.

-Creo que es mejor conteste eso al final-. Responde Shizuru deshaciendo el agarre de dedos. En disimuladas miradas analiza dicha habitación con ojo crítico; desde el color que pinta las paredes, la madera de la cual están hechos los muebles, la cantidad de focos que iluminan el área, las ventanas, la tela de las cortinas. Analiza motivada a encontrar pistas que le conduzcan a su meta.

Basta con ver la blanca bata para percatarse que no dará buenas noticias, a menudo los médicos y científicos portan las peores verdades, las más crueles revelaciones. ¿Cuál motivo hay para que una extraña vestida de esa forma visite su casa? Y aun peor, una visita inesperada que consigo carga un nombre lleno de heridas. En ocasiones los días que quieren dejarse atrás vuelven dando cachetada mental. Mai también toma asiento, en el sillón posicionado delante de Shizuru. Incomoda en más de un sentido duda de contestar o correrle de su casa y regresar a la habitación solo para tener otra noche en vela por el recuerdo de la oji-verde.

-Mi mejor amiga-. Dice omitiendo agregar más detalles a la oración. Los ojos carmines finalmente topan con un área de fotografías, esas repisas que todos tienen en casa con recuerdos preciados de familiares, amigos y mascotas; ahí en la repisa más alta hecha de madera descansa foto que retrata a Mai junto a Natsuki Kruger.

-¿Hace cuánto que no le ve?-. Tiene el conocimiento de que está metiendo dedos en heridas ajenas y por lo tanto comportándose como una insensible. No obstante, lo deja de lado, argumentando mentalmente que la situación lo amerita. De ser necesario, meterá los dedos hasta el fondo de la herida y hará escocer la carne de quien está sentada enfrente.

-Desde hace doce años-. ¡Bingo! Una de las piezas ha encajado, el rompecabezas ira armándose conforme caigan las demás en sus manos. –Desde que desapareció ojos violeta se tornan turbios, por el rabillo del ojo izquierdo pequeña lagrima toma forma. Ligera sorpresa invade a Viola. –Desde que dijeron que murió-. ¿Muerta? Conque eso dieron a conocer... ¿Garderobe le oculta cosas de su paciente, cosas de tal magnitud? Esta disgustada, no, la palabra se queda corta.

Algunas "pequeñas" mentiras son necesarias para llevar a cabo lo pensado, claro, después revelara la verdad. Coloca fingida expresión de pesar y comprensión que Mai cree real; a continuación, se muerde el labio aparentando que duda de hablar o no. –Siento incomodarle-. La primera de muchas mentiras. –Soy parte de una investigación, el caso de Kruger ha intrigado a mis superiores tras aparecer inconcluso-. Jugándose las cartas en un tentado de suerte, ni la primera ni la última vez en hacerlo.

-¡Sabía que no cuadraban las cosas!-. Para Mai jamás encajaron los sucesos, la manera en que se desarrollaron careció de lógica, de sentido, de coherencia. Pero, todos le dijeron que se olvidase de Natsuki, que a fin de cuentas solo era una niña bastante problemática y estaría mejor sin su compañía. -¿Puedo ayudar en algo?-. Aun visita la supuesta tumba que en la lápida tiene el condenado nombre. –Por Natsuki-. Ni ella sabe cómo tuvo y aún mantiene cariño por la peli-azul.

Demencial CorduraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora