CAPÍTULO 22

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DEMENCIAL CORDURA

CAPÍTULO 22

Sin entender como sucede, Shizuru se deja llevar, y para cuando se da cuenta, está recostada en la cama, con Kruger a horcajadas sobre ella. Sus besos son inexpertos pero embriagadores, poseen un sabor que es capaz de generar adicción y por un segundo ruega que ese sabor no sea el de la sangre, porque viniendo de la oji-verde sabe condenadamente bien.

Natsuki no cierra los ojos al besar, así que tiene una vista privilegiada de la mirada esmeralda. Sus ojos brillan con un destello especial que jamás le había visto, muchas emociones se arremolinan en medio de esa tormenta verde que tiene por mirada, pero lo que más resalta es el deseo, un deseo abismal y aplastante.

Las acciones de Kruger son toscas y burdas, no puede esperarse delicadeza de alguien como ella, sin embargo, en ningún momento le hace daño alguno a su psiquiatra. Deja de besar sus labios para bajar a su cuello, disfruta del aroma que le fascina, lame la suave piel de Shizuru, lento y pausado; se da cuenta de que pasa justo sobre la yugular, bastaría con cerrar los dientes para asesinarle, pero obviamente no quiere hacerlo, y también es obvio que Shizuru no teme a esa posibilidad.

Algo cosquillea en el interior de Kruger, que Shizuru no le tema es muy excitante para ella, hace que su piel fría no lo sea tanto, provoca que se sienta viva. Un bajo gruñido sale desde el fondo de su garganta. Vuelve a besar los labios de Shizuru, se asegura de que ambas generen dependencia hacia ese intimo contacto, se asegura de que la castaña no pueda dejarle en un futuro. En un momento desconocido, comienza a frotar su pierna contra la entrepierna de su psiquiatra, y la acción le roba un gemido que le hace sonreír.

Pero entonces Shizuru reacciona.

Lo desea, en verdad quiere hacerlo con Natsuki.

Sin embargo, la oji-verde aún está a su cuidado y presiente que no deben romper esa barrera hasta que dejen de ser paciente y psiquiatra.

Los besos de Natsuki continúan nublándole el juicio, pero consigue sacar voluntad suficiente para aclarar sus prioridades a tiempo.

Le coloca una mano en el pecho a Kruger y le da un leve empujón, un movimiento que otros no hubieran notado en esa situación, pero la oji-verde si que lo nota. Deja los labios de Shizuru, separándose apenas unos milímetros porque no quiere estar lejos de ella.

-Aún no-. Dice la castaña, con la respiración algo agitada y las mejillas enrojecidas. -Aún no es momento-. Tiene la sensación de que intenta convencer a las dos, no solo a Natsuki.

La mirada esmeralda le observa fijamente, sus ojos desbordan deseo, un deseo salvaje que se niega a ser controlado.

Su deseo es tanto que se lo contagia a sus demonios.

Y ellos hacen que el deseo se mescle con locura, misma que se ve reflejada en los ojos de Kruger.

"¡Tómale, hazlo!" Gritan, como si también lo necesitaran.

"Dice que aún no." Les responde con cierta ansía, porque quiere sentir la piel de Shizuru.

"¡No importa! ¡Puedes forzarla!" Natsuki niega levemente, olvidando por un segundo que aunque su pequeña charla es mental, Shizuru puede ver sus movimientos. La castaña comprende de inmediato que su paciente está "hablando" con "ellos" y queda fascinada por el hecho.

"No." Sería tan, tan fácil tomarle ahí mismo, sin embargo, cree que si lo hiciera, por primera vez en su vida, se arrepentiría de una de sus acciones.

"Eres mucho más fuerte que ella, nadie va a detenerte. ¡Puedes hacerlo!" La locura comienza a desvanecerse de sus ojos.

"Pero no quiero." No quiere dañar a Shizuru, no a ella.

Demencial CorduraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora