Agosto, 1582
- ¡Hope! -Josette apretó sus párpados con fuerza, suplicando por la chica mientras sus palabras eran impregnadas de miedo y cansancio.
- Shh, está bien -Hope le apartó aquellos cabellos castaños que se encontraban pegados a su húmeda frente, su pulgar procedió a trazar una de sus perfiladas cejas.
- Duele -La reina gimoteó cuando una lágrima le cruzó la mejilla de forma involuntaria, su mandíbula adolorida debido a la tensión- Por favor -Sollozó sintiendo como Hope pasaba su brazo izquierdo por debajo de su cabeza, acurrucándola bajo el hechizo del instinto.
No era la primera vez que Hope tendía a acurrucarla de aquella forma, Josette puede recordar cientos de escenas en donde la pelirroja hizo exactamente lo mismo. Justo ahora recuerda una tarde en particular cuando los cólicos hicieron que no pudiera moverse de la cama por un día entero, Hope se limitó a acostarla contra su pecho mientras le decía que haría que algunos guardias probasen la comida que la castaña había consumido en las últimas cinco horas.
- Respira lento -La hija de Niklaus trató de no marearse con la enorme cantidad de sangre que ensuciaba el lugar, inclusive aquella que bañaba ligeramente sus dedos.
Era irónico que en estos momentos la sangre estuviera descomponiéndola, especialmente despues de haber estado en cientos de guerras con millones de cadáveres.
El problema estaba en que esta vez no era sangre de personas ajenas, de enemigos de su nombre o familia. Esta vez era nuevamente la sangre de Josette, su esposa.
- ¡Ah! -La castaña chilló encorvando su espalda, sintiendo la mano de Hope sostener la suya- Hope estoy muy cansada -Parpadeó con lentitud, recostando su cabeza en el hombro de la chica.
Estaba impregnada en sudor, su ahora pálida piel brillaba bajo el resplandor de la vela que yacía en la mesa próxima a la cama.
- Vamos, Jo -La pelirroja la alentó negando así la silenciosa petición que la antigua Delfina de Francia había hecho entre líneas vagas- Estarás bien, ambos estarán bien. Debes hacer fuerza, ya falta poco -Hope no tenía idea de cuanto faltaba pero rezaba para que no fuera más de diez minutos, las náuseas se estaban haciendo persistentes- Mi madre se desmayó dándome a luz, mi padre casi asesina a la partera -
Los ojos de Josette se abrieron con terror y Hope enseguida maldijo lo inoportuno de su comentario.
Llevaba cuatro horas con Josette estrujándole la mano mientras gruñía de dolor, dolor que Hope no era capaz de poder calmar. Por un segundo creyó que contarle alguna anécdota serviría para distraerla de la situación, de todas formas el pensar nunca había sido su mejor fuerte.
- Hope Mikaelson eres terrible en esto, será mejor que cierres la boca o haré que te retiren de la habitación -La boca de Josette se abrió, como si fuese a exclamar algo más, pero simplemente no hizo ningún ruido más allá de alaridos dolorosos.
La mente de Hope se debatía entre las dos opciones, cual de estas le sentaría mejor a esta altura. Sin duda estaba descompensándose como nunca antes, probablemente a punto de hacer un estupendo papelón al desmayarse, pero por nada del mundo quería abandonar la habitación y perderse este único momento.
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Si solo fuera Josie -Hosie 2
RomanceDos reinos. Dos herederas. Una historia. Una vida. Una mentira.