Si solo fuera Josie -Hosie 2

Libro 2 Capítulo 39

La estadía de la pareja real en el château de Ussé, ubicado en el centro-Valle del Loira, fue paradisíaca.

Partieron hacia el sitio la mañana subsiguiente a la boda, cuando las despertaron para notificarles que el carruaje aguardaba, y se quedaron allí hasta la noche previa a la coronación de Josie; una semana después del primer acontecimiento.

Si no fuera por el personal de servicio, que abarcaba desde algunos cocineros hasta varios guardias reales, el castillo hubiera estado completamente desierto. La estructura, reconstruida en piedra cuando corría el año 1040, y el jardín francés, diseñado por Le Nôtre, eran simplemente maravillosos; algo que evidenció a Hope de la razón por la cual Josette había escogido este sitio teniendo cientos de otros a su merced.

Cabalgaron por el bosque Chinon, a las espaldas de la inmensa propiedad, y varias veces desayunaron a los pies del bien arreglado jardín. En el tercer día de su estadía, entre medio de risas descontroladas y algunos incidentes, se bañaron en el río Indre horas antes de ser espectadoras de honor en un torneo de caballeros que se celebró cerca del lugar. Algunas noches tuvieron en el castillo la presencia de trovadores, quienes realizaban cantos sobre estas y sus hazañas, y luego de ello, como si fuese una mera orden, ambas eran presas en la habitación una vez la noche caía.

- ¿Podríamos dar la vuelta? -La castaña, con su cabeza recostada en el hombro izquierdo de Hope, cuestionó alzando su vista en una pequeña súplica que no dejaba de ser adorable- Besarnos toda la noche, levantarnos tarde, bañarnos en el río, montar a caballo, escuchar a los bufones -

La reina de Inglaterra pasó un brazo por sobre sus hombros, apegándola aún más a su costado mientras acomodaba la manta que reposaba sobre sus regazos.

La noche había caído y una pequeña brisa se colaba dentro del compartimiento, alertándoles con furor que el clima comenzaba a cambiar pronto. Tristemente ya se encontraban dentro del carruaje haciendo su vuelta al palacio, de hecho hasta se atrevían a decir que estaban muy cerca de llegar a casa.

Mañana en la tarde sería la coronación de Josette, habían prometido a sus familias que volverían el día anterior a ello para ponerse al tanto con respecto a las cosas que ocurrieron durante su ausencia; aunque bien habían recibido alguna que otra carta de Elizabeth notificándoles que nada extraño había ocurrido y por ende podían disfrutar plenamente de una vida sin deberes reales.

- Me temo, como nunca antes, que es hora de volver a la corte para cumplir con nuestras responsabilidades -Se rió por lo bajo, apreciando el mohín de su esposa mientras que con su pulgar peinaba suavemente su ceja en una acción que resultaba ser distraída- Pero prometo que pronto volveremos a tomar otras merecidas vacaciones -

Escuchó de fondo el relinchar de los caballos y las voces de algunos de sus guardias, aquellos que las escoltaban para espantar a los bárbaros que podrían llegar a encontrarse en el camino. Su tío Finn, poco antes de la boda, había escuchado de estos y desde entonces se había rehusado a que algún miembro de la familia saliera del palacio sin algún grupo de soldados que las anduviera escoltando.

El carruaje se sacudió tras la pequeña transición de tomar una calle de piedra cuando venían andando, durante las últimas dos horas, por una de tierra y barro. De hecho hubo un momento a mitad del viaje, cuando Josette aún dormía plácidamente, que el carruaje se detuvo de forma abrupta y Hope decidió salir del mismo para ver aquello que inesperadamente las demoraba en su vuelta a casa. Resultaba ser que uno de los ríos había inundado la ruta principal por la cual transitaban, un joven del pueblo cercano había detenido a los guardias para comentarles que la vía se encontraba cerrada cerca de un kilómetro más adelante. Hope agradeció el aviso, presentándose amablemente, y luego le dió una pequeña bolsa con un par de chelines antes de volver a hacer su camino al interior del compartimento.