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Capítulo 3

"Amigo"

Durante todo este tiempo, los días y los meses avanzaban. No había nada nuevo, siempre me metía a problemas, el director y algunos maestros me golpeaban por ser un "bribón" otros como la maestra Gok me sermoneaban y mi hermana seguía siendo acosada por diferentes sujetos.

Todos los malditos días eran lo mismo.

Sobre todo, cuando iba a esa maldita biblioteca donde ese tal Park Jimin, siempre insistía en realizar las tareas y luego yo copiarlas, algo que me tenía muy confundido y molesto al mismo tiempo.

¿¡Por qué diablos dejaba que lo hiciera!? Se supone que él es un estudiante estrella, debería de decirme que copiar es malo, además es muy popular, pero prefiere quedarse en el salón de clases escuchando música o en su propio mundo como el primer día que llegó.

Es demasiado raro...

—¡Estoy harto! —Murmuré quitándole el auricular— oye.

Él me observó sin inmutarse.

—¿¡Por qué diablos dejas que lo haga!?

—¿Qué cosa?

—¡Copiar! Han pasado varios meses desde que te pones a trabajar y yo... yo solamente duermo y me llevo tu cuaderno para copiar todos los trabajos.

—¿Y qué?

—¿¡Y qué!? ¡Se supone que eres un cerebrito! —Me puse de pie— ¡Siempre haces lo correcto pero dejas que yo haga algo incorrecto y no parece importarte!

—¿Por qué me importaría? El que está haciendo algo malo eres tú, no yo...

—¡Aún así me dejas hacerlo!

—¿Qué quieres que te diga? Deberías agradecerme ya que gracias a mí has pasado tus clases porque entregas las tareas a tiempo porque con tus exámenes estarías reprobando el curso.

Relamí mis labios sin poder creer lo que decía.

—¿En serio no dirás nada?

—Bien... —Jimin se acomodó en su asiento— lo que haces está muy mal, copiar es algo que no apruebo...

—¡Lo sabía! —Lo señalé con una sonrisa victoriosa.

—¡Pero...! —Continuó hablando— si copiar hace que continúes a mi lado, estoy dispuesto a aceptarlo.

—¡Ajá! Espera... ¿Qué?

Éste simplemente se encogió de hombros y continuó haciendo los ejercicios. ¿Había escuchado mal? ¿Qué demonios significaban sus palabras?

Le quité otra vez los auriculares.

—¿Qué rayos significa eso?

—¿Te has dado cuenta que no tengo amigos?

—¡Tienes un montón!

—Hmm, no lo creo —Negó con su cabeza— y aunque tú ni yo hablamos durante nuestras reuniones, aún así siento que eres el amigo más cercano que tengo.

—¿Qué? Eso es una tontería...

—Para mí no.

No lo entendía, realmente no entendía nada.

¿Cómo diablos podía ser su amigo si a él le hablaban todos en el salón e incluso fuera de éste? ¿Estaba burlándose de mí?

—Sé que también quieres avanzar en tus estudios, demuestras ser el chico malo del cuento pero sé que no es así.